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Declaración: 9ª Asamblea Nacional de Afectados Ambientales.

A cinco años de haber iniciado nuestro camino común, en defensa de nuestros derechos, nuestros territorios y en resistencia contra todo tipo de agravios, los más de 500 participantes de 66 organizaciones provenientes de 15 estados (Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Baja California, Jalisco, Puebla, México, Veracruz, Hidalgo, Querétaro, Quintana Roo, Coahuila, Oaxaca, Michoacán y, particularmente, de 54 comunidades del estado de Guanajuato), nos reunimos por novena ocasión en Atotonilco, San Miguel de Allende, Guanajuato en un momento de emergencia comparable sólo con los tiempos que precedieron los alzamientos por la independencia y la revolución. Acudimos aquí a participar en la preaudiencia sobre la Destrucción del sistema hídrico nacional y para refrendar nuestra sólida existencia como Asamblea Nacional.

Nuestra presencia en la Cuenca de la Independencia tiene un significado múltiple: primero, para evidenciar la devastación hídrica y ambiental que vive la región norte del estado de Guanajuato, al igual que otras regiones del país, ocasionada por la criminal sobreexplotación agroindustrial de los acuíferos que lleva a cabo una oligarquía voraz para servir a los intereses del libre comercio trasnacional, traicionando y arriesgando la viabilidad misma de la reproducción de la vida mediante el envenenamiento del agua con arsénico y fluoruro, afectando la salud de decenas de miles de personas; en segundo lugar, la región del bajío es el centro de la apuesta económica del ilegítimo régimen que nos gobierna y que se dispone, además de sobreexplotar a los trabajadores jóvenes y destruir amplias regiones con ductos y redes energéticas privatizadas, despojar de sus aguas a muchas otras regiones del país con tal de concentrar la insustentable fabricación de vehículos automotores en una entidad ya marcada por la crisis hídrica; en tercer lugar, estamos aquí para recordar la lucha popular gestada en esta misma región hace 203 años y que nos sirve hoy como lección para fortalecer nuestra resistencia y abrir el camino para unirnos con todas aquellas luchas hermanas nuestras en defensa de aquello que es más fundamental: nuestra Nación, que para nosotros se manifiesta en la lucha digna del magisterio, en la resistencia contra la privatización energética, en la defensa contra la criminalización y la represión de la protesta social y en defensa de nuestro maíz.

Lo que nos unifica con esas luchas es la identificación común de agravios y los responsables de la catástrofe que vive hoy México. Al igual que muchas otras resistencias en nuestro país, consideramos que el Pacto firmado por los poderosos no es otra cosa que un pacto de muerte de nuestra Nación. Por ello nos sumamos a la lucha contra la reforma educativa, la reforma energética, la reforma fiscal y llamamos a todas las organizaciones honestas de nuestro país a avanzar coordinadamente en ese sentido desde varios frentes como los que se están abriendo en estos días. Nuestra lucha contra lo que representa el mal llamado “Pacto por México” forma parte de lo que numerosas organizaciones del país hemos denominado el crimen de desviación de poder por el que acusamos al Estado mexicano ante el Tribunal Permanente de los Pueblos hace dos años.

El enjuiciamiento al Estado Mexicano que llevamos a cabo desde el Tribunal Permanente de los Pueblos, como parte de los esfuerzos por frenar el desastre y construir alternativas, tendrá uno de sus momentos más importantes del 15 al 17 de noviembre de este año en la ciudad de México, cuando, como Asamblea participaremos en la audiencia temática sobre Devastación ambiental y derechos de los pueblos como síntesis de un incansable trabajo que a la fecha implica la realización de 15 preaudiencias y la documentación de más de 200 casos de conflicto socio-ambiental en casi todos los estados del país. El trabajo de documentación y argumentación de los pueblos de México sobre la destrucción ambiental del país no tiene ningún precedente en la historia nacional. Igualmente, nos sumaremos al trabajo común establecido con nuestros hermanos de la Red en Defensa del Maíz, en la audiencia temática sobre Violencia contra el Maíz, la Soberanía Alimentaria y la Autonomía, que se realizará del 19 al 21 de noviembre, también en la ciudad de México. No olvidamos que también participaremos con nuestras acusaciones en la audiencia transversal sobre Represión de los Movimientos Sociales que ocurrirá del 23 al 24 de noviembre próximos, en la que denunciaremos las múltiples agresiones que han recibido los pueblos y comunidades que participamos en esta Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, incluyendo los crímenes impunes de compañeros nuestros como Bernardo Vásquez Sánchez, asesinado el 15 de marzo de 2012 y a quien no olvidaremos.

A cinco años de habernos fundado como Asamblea, pensamos que nuestro trabajo conjunto ha rendido frutos y nos ha llevado a una maduración y crecimiento. Hoy somos más fuertes, más solidarios, estamos vinculados más orgánicamente y sostenemos los principios que nos dimos desde el inicio: la autonomía de las luchas, el respeto a la Asamblea como máximo órgano de decisión, el abandono de formas autoritarias y el respeto por el saber colectivo de todos los pueblos. Sobre esta base, sentimos que podemos abrir nuevas alianzas y tejer nuevas relaciones, como los que ya hemos comenzado a abrir con las luchas ambientales en el Norte y otras regiones del país, con organizaciones sindicales, con el magisterio democrático y con las organizaciones sociales que defienden el rescate de la Nación.

Como Asamblea Nacional de Afectados Ambientales deseamos expresar nuestra solidaridad con todos aquellos pueblos y comunidades que han sido afectados por la convergencia de los huracanes Ingrid, en el Golfo de México y Manuel, en el Pacífico, combinada con la negligencia criminal del Estado mexicano que omitió toda prevención para mitigar los efectos de este desastre. Nos referimos especialmente a nuestros hermanos del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota (CECOP), en Acapulco y de las comunidades de la región de la montaña de Guerrero, donde no ha llegado ningún apoyo, a pesar de tener noticia de varias muertes. También hacemos mención de los pobladores de las comunidades de La Mira y El Habillal, en Lázaro Cárdenas, Michoacán, cuyas viviendas fueron arrasadas por los deslaves y el desbordamiento de la presa de jales, resultado de la obscena explotación minera que realiza la trasnacional Arcelor-Mittal en esa zona. Exigimos que los gobiernos federal, de Michoacán y Guerrero proporcionen ayuda a todos los afectados, especialmente a los más pobres y no sólo a unos cuantos. Llamamos a todos los pueblos y organizaciones participantes en la Asamblea, así como a todas las organizaciones a sumarse a las labores de acopio de víveres y apoyo para las comunidades a las que el Estado mexicano no está dispuesto a ayudar.

En el último año, muchos de nuestros hermanos han sufrido represiones y violencia por defender su territorio y sus recursos. Expresamos todo nuestro apoyo a nuestros compañeros de San Francisco Xochicuautla, Lerma, Estado de México frente a la represión que sufrieron el pasado 14 de mayo; también expresamos nuestra condena contra la i represión de los comuneros de Tepoztlán, Morelos, por oponerse a la ilegal ampliación de la autopista La Pera-Cuautla.

Como Asamblea Nacional de Afectados Ambientales seguimos exigiendo la liberación de todos los ejidatarios presos de la comunidad de San Pedro Tlanixco, Estado de México, injustamente encarcelados por defender sus aguas y que cese el hostigamiento del gobierno del Estado de México a esa comunidad.

La Asamblea Nacional de Afectados Ambientales expresa toda su solidaridad y apoyo al plantón permanente de la Coordinadora de Pueblos en Defensa del Río Atoyac, en el estado de Veracruz, para evitar el despojo de las aguas del nacimiento del río a través del ilegal proyecto Bandera Blanca. Para la Asamblea, esta lucha —que integra a los pueblos de toda la cuenca— es un ejemplo de integralidad y solidaridad recíproca entre comunidades para la defensa del territorio y la restauración de los ecosistemas y los derechos colectivos de los pueblos.

Como Asamblea, también nos manifestamos en alerta y nos sumamos a la exigencia del Movimiento Ciudadano en Defensa de la Loma de Santa María y de la Coordinadora Michoacana de Afectados Ambientales de que en la ciudad de Morelia, Michoacán, los gobiernos federal, estatal y municipal cancelen definitivamente la construcción ilegal del ramal Camelinas del Libramiento sur de Morelia. Esta obra pone en peligro las vidas de más de 7 mil personas por riesgo geológico, debido a que está realizando sobre una falla geológica, además de que pone en riesgo el abasto del 40% del agua de la ciudad de Morelia.

Este 2013, año de la resistencia contra el maíz transgénico, logramos que no se aprobara la siembra comercial de maíz transgénico, pero aún estamos en emergencia por el riesgo de que envenenen nuestras mesas. Monsanto y otras transnacionales siguen presentando solicitudes para liberaciones de siembra comercial de maíz transgénico en millones de hectáreas de varios estados del país. La Asamblea Nacional de Afectados Ambientales refrenda su exigencia de cancelar todas las siembras de transgénicos en México y no autorizar ni la siembra comercial ni de ningún otro tipo de maíz transgénico. Llamamos a todos los pueblos, colectivos y organizaciones a seguir en alerta, difundir información y hacer acciones para exigir la prohibición de los transgénicos en México y en el mundo.

Convocamos a todas las organizaciones sociales del país a sumarse a las movilizaciones magisteriales, estudiantiles, obreras, populares y de los pueblos afectados, especialmente las del 12 de octubre y la del 18 de noviembre en que confluiremos la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales y la Red en Defensa del Maíz en una jornada de lucha. En este llamado, participaremos con todas las organizaciones que integran el esfuerzo de la Proclama por el Rescate a la Nación.

Por último queremos dedicar nuestros trabajos en la preaudiencia y en la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales a la memoria de nuestra querida compañera Teresa Martínez, fundadora de Cedesa, quien durante 50 años peleó por las tierras, las aguas y los derechos de las comunidades de la Cuenca de la Independencia y nos abrió su corazón para aprender que el trabajo comunitario siempre fortalece a los pueblos.

Atotonilco, San Miguel de Allende, Guanajuato, a 22 de septiembre de 2013.

Solicita Monsanto sembrar maíz transgénico en Chihuahua, Coahuila y Durango.

Boletín de prensa, 3 de abril de 2013

  • El Gobierno de Peña Nieto mantiene a los mismos funcionarios y la misma política de ilegalidad en el tema de transgénicos.
  • En completa opacidad caducan las solicitudes de permiso comercial para siembra de maíz transgénico presentadas por Monsanto en 2012.
  • Monsanto presentó el pasado 26 de marzo, tres nuevas solicitudes para liberación comercial en Durango y Chihuahua.

Las solicitudes de siembra comercial de maíz transgénico para Sinaloa y Tamaulipas, solicitadas por Monsanto y PHI México-Pioneer respectivamente en septiembre de 2012-, caducaron conforme a la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados que establece, en su Artículo 57, cuatro meses para resolver las solicitudes. Entre las múltiples ilegalidades que cometió el Gobierno de Calderón se encuentra el alargar el periodo de consulta de estas solicitudes, de manera tal que cambiaron en la página de Senasica las fechas de admisión sin ninguna explicación, ahora no sabemos porque fueron negadas. Asimismo, el gobierno aceptó a trámite una grave irregularidad de las empresas, quienes presentan permisos que se duplican y triplican  para superficies mayores a la totalidad de la superficie bajo riego en cada estado: 700,000 ha en Sinaloa y 340,000 ha en Tamaulipas, que son mayores a las sembradas con maíz de riego en esos estados (500,000 ha en Sinaloa y 100,000 ha en Tamaulipas).

Parece que las instancias operativas del gobierno federal en el tema de bioseguridad –el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad (Senasica) y la Secretaría de la Comisión de Bioseguridad de Organismos genéticamente Modificados (Cibiogem)- se mantendrán en la misma ilegalidad y opacidad que en el panismo, ya que actualmente están dirigidas por los mismos personajes que pasaron por encima de la Ley y que no escucharon las recomendaciones científicas en contra de la liberación comercial de maíz transgénico. El director de Senasica, el MVZ Enrique Sánchez, ha afirmado que “sólo informará a los promoventes sobre los permisos” desdeñando nuestro interés como productores y consumidores; mientras que el Dr. Ariel Álvarez, lejos de velar por la bioseguridad ha actuado siempre como promotor de los transgénicos, presentando un claro conflicto de interés que le impide ejercer un cargo público de tal trascendencia. El Dr. Álvarez apareció como Responsable del Proyecto Maestro, que pretendió apurar permisos en noviembre de 2005 para importar semillas y liberarlas en Sonora, Sinaloa y Tamaulipas sin cumplir los mínimos requisitos estipulados en la Ley. Este proyecto fue retirado y después fue promovido con el mismo nombre por Monsanto y la Confederación Nacional Campesina (CNC).

Ahora, cuando el plazo para responder a las solicitudes de siembra comercial de maíz transgénico promovidas el año pasado por Monsanto está vencido, se presentan tres nuevas solicitudes de liberación comercial para maíz transgénico en Chihuahua, Coahuila y Durango. Curiosamente las solicitudes aparecen en la página de Cibiogem y no en la de Senasica.

http://www.cibiogem.gob.mx/OGMs/Paginas/Solicitudes_Reg_OGMs.aspx

Las nuevas solicitudes son las número 016, 017 y 018; todas ingresadas el 26 de marzo de 2013 (en plena Semana Santa ¡faltaba más!) para siembra comercial de maíz transgénicoMonsanto usa sus distintas denominaciones para presentarlas: Comercial Semillas y Agroproductos Monsanto, S.A. de C.V., Monsanto Comercial, S.A. de C. V. y Semillas y Agroproductos Monsanto, S.A. de C.V. Los tipos de maíz comercial que se pretenden sembrar comercialmente son: MON-00603-6, tolerante al herbicida glifosato; MON89034 x NK603, resistente a insectos lepidópteros, coleópteros y tolerante al herbicida glifosato; MON89034 x MON88017, resistente a insectos lepidópteros, coleópteros y tolerante al herbicida glifosato. Así, pretenden continuar atentando contra nuestra salud con el NK 603, que ocasiona serios problemas en hígado, riñones y desarrollo anormal de tumores, como lo demostró el equipo de investigación del profesor Séralini en un estudio con ratas que duró dos años, el más largo y completo llevado a cabo hasta ahora.

En las nuevas solicitudes, no se menciona la superficie, pero sí los 28 municipios de Chihuahua, 11 de Coahuila y 9 de Durango; abarcando las “Zonas agrícolas de la ecorregión nivel 4, 10.2.4.1, planicies del centro del desierto Chihuahuense.”

El plazo para emitir opinión sobre estas solicitudes de 2013 vencerá el próximo 26 de abril. Ante ello, manifestamos nuestra oposición a la siembra comercial de maíz y soya transgénica, que aparte de los daños a nuestra salud afectan al medio ambiente y provocan dependencia económica de los campesinos hacia transnacionales como Monsanto.

Hacemos un llamado para que las instancias gubernamentales responsables de proteger el campo, la salud, la economía campesina y la soberanía alimentaria nieguen esos permisos y declaren al territorio mexicano libre de transgénicos.

CAMPAÑA NACIONAL SIN MAÍZ NO HAY PAÍS

Mayores informes: Cati Marielle (Grupo de Estudios Ambientales GEA; 0445518340045), Mercedes López (Vía orgánica; 0445525294487Adelita San Vicente (Semillas de Vida; 0445526537700)

La Jornada: Plan de Monsanto para sembrar maíz transgénico en México.

El 3 de septiembre, Eduardo Camacho publicó en El Universal una entrevista con el señor José Manuel Madero, director de Monsanto en México, efectuada recientemente en Boone, Iowa, en Estados Unidos.

El director de Monsanto-México describe los planes corporativos de la empresa para salvar a México de sus déficit de maíz y algodón y transformarlo en exportador neto, mediante su tecnología de transgénicos. Por razón de espacio, me referiré solamente al caso del maíz. Se argumenta que el plan Monsanto se apoya en los resultados de las fases experimental y piloto, ya cubiertos en los estados de Sinaloa, Sonora, Coahuila, y Tamaulipas. Los pilares del plan son: 1) la siembra de un millón de hectáreas de maíz transgénico a corto plazo en el norte del país, donde no se siembra actualmente debido a las plagas y falta de agua; esta nueva superficie se sumará a 2 millones de hectáreas en maíz ya tecnificadas con híbridos; 2) sembrar maíces transgénicos con resistencia a plagas del suelo y tolerantes a herbicidas, incorporando posteriormente el gen contra la sequía; 3) infraestructura a largo plazo para el manejo del agua de riego, así como infraestructura de transporte en preparación para la exportación de granos; 4) proteger los centros de origen del maíz, aunque no en todo el país, sino sólo aquellos lugaresque fueran centros de origen y de diversidad.

El gobierno mexicano ha permitido que la información técnica de las fases experimental y piloto a que se refiere el director de Monsanto-México sea manejada como secreto corporativo. Los resultados experimentales y piloto no han sido expuestos al cotejo científico independiente, mientras el acceso a las parcelas experimentales y piloto fue ampliamente restringido en su momento. La comunidad científica independiente tampoco tuvo oportunidad de opinar sobre la suficiencia de resultados que justificaran el paso expreso de la fase experimental a la piloto y ahora a la comercial. La pregunta al gobierno mexicano sería si el manejo oculto de la información era necesario para los intereses de la nación o, ¿para quién lo era?

La oferta de maíz transgénico a que se refiere el director Monsanto-México se limita a las tierras de mayor calidad. Es cierto que en el norte hay un millón de hectáreas que no se siembran con maíz debido a la falta de agua (que no debido a plagas). En realidad hay mucho más (Coahuila, Nuevo León, Sonora, Sinaloa), pero son tierras de temporal limitativo donde sólo las razas nativas siguen dominando. Monsanto no tiene tecnología para esas tierras. En estos términos, el primer pilar de los planes de Monsanto es falso. En cuanto a los 2 millones de hectáreas ya tecnificadas, Sinaloa es un ejemplo para la parte de riego (480 mil hectáreas de 1.5 millones), donde ya se producen en promedio 12 toneladas de maíz por hectárea con híbridos de maíz no transgénico. Es muy poco probable que esos rendimientos fueran superables con el uso de maíz transgénico. La experiencia en Estados Unidos muestra que la promesa es falsa. Consúltese la liga www.biotech-info.net/Bt_corn_FF_final.pdf

El segundo pilar de los planes es el cambio a maíz transgénico resistente a plagas del suelo (promesa de que se reduce el uso de insecticidas) y adaptado al uso de herbicidas (el herbicida glifosato patentado por Monsanto sustituye a otros herbicidas). Hay evidencias cada vez más frecuentes de plazo mediano (10 a 15 años) en conflicto con estas aseveraciones. En Sudáfrica y en el estado de Iowa aparecieron ya poblaciones de plagas resistentes a las toxinas Bt; en Argentina y Estados Unidos han aparecido poblaciones de la mala hierba conocida como Zacate Johnson resistentes al glifosato. Véase la liga:www.ucsusa.org/food_and_agriculture/science_and_impacts/impacts_genetic_engineering/eight-ways-monsanto-fails.html

El gen contra la sequía es otra promesa de Monsanto que hasta ahora ha fallado, como se puede consultar en la siguiente liga referente a Estados Unidos www.ucsusa.org/assets/documents/food_and_agriculture/high-and-dry-report.pdf

El carácter tolerancia a la sequía es de herencia cuantitativa que involucra centenares de genes. Es poco probable que el transgén de Monsanto sustituya a todos aquéllos. La pregunta es ¿cómo se comportó el evento de maíz híbrido Drought Gaurd en la actual gran sequía de Estados Unidos? ¿Qué superficie se sembró con esta supuesta maravilla?

El plan Monsanto no tiene vela en el entierro sobre desarrollo de infraestrucura para riego, que es un plan de la nación. Finalmente, bien haría el director de Monsanto-México en enterarse sobre la conclusión de Conabio de que todo México es centro de origen y diversificación del maíz. www.biodiversidad.gob.mx/genes/proyectoMaices.html

El problema al que se enfrenta el gobierno mexicano es ponderar las promesas de Monsanto y los intereses de la nación. El gobierno sabe que Monsanto busca reproducir su capital en México, más que salvarlo de su déficit alimentario, mientras los riesgos que asume la nación son cuantiosos; que no hay camino de vuelta, ni hay garantía ni fiador ante un posible y probable incumplimiento de las promesas de Monsanto.

Antonio Turrent Fernández*

*Investigador nacional emérito, presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad

http://www.jornada.unam.mx/2012/10/24/opinion/024a1pol

Maíz transgénico en México, la polémica continúa.

+El grano, alimento básico y parte de la cultura de los mexicanos

+Los científicos han descubierto unas 70 razas del cereal en todo el territorio

México no sólo es el centro de origen del maíz, que junto con el trigo y el arroz alimenta a la humanidad. Para los pobladores es, además, un alimento básico. Más aún, para muchos pueblos indios es un dios o un hijo, o su carne.

Hasta hoy los científicos han detectado alrededor de 70 razas distribuidas en prácticamente todo el territorio nacional, con excepción de algunas extensiones, o demasiado áridas o muy escarpadas, de Chihuahua, Sinaloa, Durango, Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León y la península de Baja California. No porque allí no existan centros de origen, sino porque no se tiene información, indica la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Zapalote, olotillo, tepecintle, bolita, cacahuacintle y tuxpeño son algunas de esas razas. Hay blancas, amarillas, rojas, azules y negras. También color crema o casi anaranjado. Existen granos jaspeados, moteados, pintos.

En la cosmovisión indígena hay un vínculo especial de los seres humanos con el maíz.

Una de las primeras representaciones que recorrieron Mesoamérica fue la del dios olmeca del maíz, cuya cultura estaba fundada en su cultivo y floreció entre mil 500 y 3 mil años antes de Cristo, señala el libro Origen y diversificación del maíz, de la Conabio.

Según los escritos del Popol Vuh, las antiguas historias del Quiché, antes del tiempo, cuando no existía la faz de la tierra, el creador, los sabios y los progenitores se pusieron a pensar y resolvieron que debía aparecer el hombre. Lo hicieron con mazorcas blancas y amarillas.

Johannes Neurath, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explica que para los huicholes “el hecho de que el maíz se deje comer implica que es un ancestro que se sacrifica en beneficio de sus descendientes. Pero el grano no solamente es un ancestro; como planta de maíz es esposa del agricultor, y en forma de elote es su hijo”.

“Vivimos del maíz; somos los guardianes de conservar los cinco colores que nos heredaron nuestros antepasados. No negociamos con el maíz, lo sembramos para la subsistencia de las familias. Es la base de la alimentación fundamental”, dice Santos de la Cruz, uno de los voceros de esas comunidades.

En muchos pueblos indígenas los “espíritus” del maíz son deidades: Dhipak, Chicomexochitl, Teopilziltin y Centiopil, refiere Yolotl González, del INAH, en un artículo de la revista digital Dimensión antropológica.

La siembra del maíz va ligada con la milpa, donde se cultivan calabaza y chile. Data de tiempos prehispánicos y mantiene su vigencia. Dentro de la estrategia tradicional de muchos grupos indígenas la milpa es el principal sostén de la economía campesina y ha enriquecido la diversidad agrícola.

Del maíz se utilizan las hojas, mazorcas y granos de cientos de maneras distintas. Se cultiva en zonas a nivel del mar, áridas, regiones templadas, ambientes cálidos y húmedos, como en terrenos planos y en pronunciadas laderas, en diferentes épocas del año y bajo múltiples sistemas de manejo.

Mapa del maíz

Luego de años de investigación, ya se cuenta con un mapa oficial de ubicación del centro de origen del grano y sus parientes silvestres en México. El mapa forma parte del acuerdo que determina los centros de origen y los centros de diversidad genética del maíz en el territorio nacional enviado a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria por las secretarías de Medio Ambiente (Semarnat) y de Agricultura.

Francisca Acevedo, coordinadora de análisis de riesgo y bioseguridad de la Conabio, organismo científico de la Semarnat, explica que, según la ley, en cualquier sitio donde se detectaron maíces criollos, y sus parientes silvestres, el teocintle y el tripsacum, “no se puede ni soñar en sembrar transgénicos”. La mayor parte del territorio queda cubierta por esa regulación. Solamente en las zonas que quedan fuera del centro de origen, que son básicamente los estados del norte, la autoridad puede analizar las solicitudes para liberar maíz transgénico, “aunque no está obligada a decir que sí”.

La Conabio obtuvo esta información a partir de una convocatoria para sistematizar los datos existentes en cuanto a la detección de razas de maíz. Participaron alrededor de mil proyectos y 180 investigadores, pero de sitios donde se realiza agricultura comercial, como Sinaloa, no hubo ningún investigador, y por eso de allí no se tiene documentada la presencia de razas, indica.

Elena Álvarez Buylla, coordinadora del laboratorio de genética molecular de desarrollo y evolución de plantas del Instituto de Ecología de la UNAM, considera que con un esfuerzo de colecta mayor se puede encontrar más maíz tradicional. “Las empresas (interesadas en el cultivo del grano transgénico) no están contentas con el mapa, pero les sirve para tener certidumbre legal.”

Angélica Enciso L. y Blanche Petrich

http://www.jornada.unam.mx/2012/02/13/politica/003n1pol

La Jornada: Multinacionales ya pueden sembrar maíz transgénico en México.

+Autorizados, campos experimentales en el norte de México

+El último candado se quitó en diciembre; apremio de firmas extranjeras

+Quieren cultivar 2 millones de hectáreas, sobre todo en zonas de riego

+Defensores ambientales insisten en que peligran unas 70 razas nativas

+La Sagarpa retiró último candado a ese cultivo el pasado 31 de diciembre

+Gigantes de la biotecnología tienen al menos 17 proyectos

Este año se cumple un plazo esperado más de una década por las corporaciones trasnacionales de la biotecnología para que se abra la puerta de la comercialización de maíz transgénico en México.

Sin mucho bombo, el 31 de diciembre pasado la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) retiró el último candado que impedía la siembra de ese grano genéticamente modificado y autorizó los campos experimentales.

Primero serán 63 hectáreas en Sinaloa, autorizadas a la empresa Monsanto. Pronto seguirán otras en Chihuahua, Coahuila, Durango y Sonora. Cuando las licencias entren en vigor para las solicitudes en Tamaulipas, en fechas próximas, las extensiones superarán mil hectáreas. Es el paso previo a la siembra extensiva en poco más de 2 millones de hectáreas, principalmente en zonas de riego del norte de México. Es, como dicen promotores y críticos de los transgénicos, el último trámite que había que cubrir, y ya está hecho.

Algunos productores agroindustriales, funcionarios e investigadores presentan esta situación como la oportunidad para resolver el déficit de la producción del grano y solucionar, con los nuevos productos, el devastador efecto de las sequías. De hecho, la noticia con que la Sagarpa pone fin a todas las resistencias que hasta ahora habían protegido al maíz criollo viene acompañada por una “nota” de las empresas que promueven esos cultivos sobre “la urgencia de pasar a la fase comercial”.

Pero otros sectores –científicos, productores y defensores del medio ambiente– aseguran que los nuevos productos ni siquiera son resistentes a las sequías. Temen que al dar este paso se pondrá en riesgo la biodiversidad de este grano: ixim, como le llaman mayas y chontales; tlayóhli o tlaoli, como lo conocen los nahuas en distintas latitudes; bachi, de mayos y yaquis; kuxhe, de totonacos; dethá, de los otomíes; xuba, de los zapotecos; sunuko, de los rarámuris; ’ini, de los triquis; nnan, de los amuzgos; xuba, de los zapotecas, y tsiri, de los purépechas. En general, el maíz que se siembra en cada rincón del territorio mexicano.

Con ello, el país es la segunda nación (también China) que siendo centro de origen de un cultivo libera el transgen para la explotación extensiva. “A México le toca proteger el maíz. Es triste ver que es el único cereal que en su centro de origen no es protegido”, expresa Elena Álvarez Bullya, doctora en genética molecular y coordinadora del laboratorio de genética molecular del desarrollo y evolución de plantas del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

A punto de que las empresas empiecen con sus plantaciones experimentales, lo cual aumenta exponencialmente el riesgo de contaminación por polinización de cultivos nativos, la controversia sobre lo que se arriesga en el campo mexicano continúa abierta y tiene aún muchas preguntas sin respuestas.

Esta polémica empezó a mediados de los año 90, alcanzó las cimas de las principales revistas científicas del mundo, generó movimientos populares en las zonas rurales, motivó que cabilderos de las corporaciones movilizaran millones de dólares en relaciones públicas y propaganda e incluso enfrentó a las autoridades en una discusión que no siempre se ventila públicamente. En esta serie recogemos algunas de esas expresiones.

¿Mitos?

El director de Agrobio, Alejando Monteagudo Cuevas, quien representa en México a Monsanto y a otros cuatro gigantes de la biogenética (Bayer, Dow, Dupont-Pioneer y Syngenta, a las que también se aprobaron siembras experimentales), se congratula de que, tras un proceso “muy largo”, el marco legal para los transgénicos ha despejado “todos los mitos sobre los riesgos de la biotecnología”.

–¿Mitos?

–Todo eso que se decía sobre los efectos en la salud humana, en el ambiente y el debate sobre el riesgo para la diversidad biológica de las diversas razas nativas es una discusión zanjada.

Hoy, esas cinco trasnacionales tienen al menos 17 proyectos pilotos para sembrar maíz transgénico. Esos cultivos, según la Ley de Bioseguridad, son la antesala a la liberación definitiva. Pueden plantar en cualquier zona que no esté clasificada por las autoridades competentes –la Semarnat y la Sagarpa– como centro de origen. Según el mapa oficial, las extensiones susceptibles de albergar maíz genéticamente modificado cubren cerca de 2 millones de hectáreas en zonas de riego, principalmente en Tamaulipas (área lagunera) y Sinaloa.

Antes de despachar tras el escritorio de Agrobio y de hablar en nombre de las trasnacionales, Monteagudo –como tantos otros ejemplos de la “puerta giratoria” por la que salen operadores de la función pública para entrar a la iniciativa privada y viceversa– había trabajado en el área de negociaciones comerciales de la Secretaría de Economía, justamente durante el proceso de debate y aprobación del marco legal que rige la biotecnología.

–¿Aplica todavía el principio precautorio que contempla la Ley de Bioseguridad?

–Pero éste no consiste en suposiciones, creencias, melates. Hay una regla y, de acuerdo con ella, ya estamos en la etapa experimental. Es la fase encaminada a demostrar la equivalencia agronómica del maíz convencional y el genéticamente modificado.

Tecnología obsoleta

En el extremo opuesto se sitúan las opiniones de Elena Álvarez Bullya, bióloga del Instituto de Ecología y presidenta de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad: “Los transgénicos llevan 20 años en la agricultura del mundo. Globalmente, hoy existen más hambrientos que hace dos décadas. Se le quiere presentar como punta, pero ya es una tecnología obsoleta. Incluso Monsanto está enfrentando demandas de otro tipo en Estados Unidos, porque sus semillas transgénicas están resultando más costosas por la aparición de malezas resistentes al glifosfato. Es una técnica con efectos ambientales a largo plazo”.

En su opinión, existen otras alternativas más convenientes para impulsar la producción maicera: “Si se llegara a prescindir de los transgénicos, otras técnicas de nueva generación podrían incrementar la producción de maíz hasta cinco veces. Un programa de desarrollo de las ciencias agrícolas más modernas puede permitir que los productores aprovechen la riqueza genética que ha evolucionado y ha sido eficaz para enfrentar los retos ambientales. Incluso, puede ser crucial para el cambio climático”.

Sostiene que ello se puede lograr con la tecnología tradicional del campesino mexicano, que es muy profunda y milenaria. “La prueba es que el país es autosuficiente en maíz blanco, pese al abandono del campo. Si se integran estos saberes a una política comprometida con el interés público y la sustentabilidad, podemos hacer de México un granero.”

Angélica Enciso y Blanche Petrich

http://www.jornada.unam.mx/2012/02/13/politica/002n1pol

México: Sembrando viento: maíz transgénico en el norte del país.

El pronóstico de reducción de la producción de maíz en México en tres y medio millones de toneladas, provocado por el retraso de las lluvias y las heladas tempranas en el altiplano, junto con la merma en los niveles de agua en las presas del noroeste –que limitan a menos de la mitad las posibilidades de siembra de maíz del próximo otoño-invierno–, colocan al país en alerta ante un posible desabasto y encarecimiento del grano.

Frente a esta situación real, el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Juan Elvira Quesada, haciendo eco de las falsas promesas de la industria biotecnológica que afirma poder resolver el hambre en el mundo, planteó como una de las alternativas posibles la siembra de maíz transgénico en los estados del norte (La Jornada, 15/11/2011). Nosotros pensamos que son por lo menos dos millones de hectáreas en el país donde se puede sembrar maíz con biotecnología, en donde no hay afectación a nuestras variedades de maíz criollo, en donde la preservación del maíz criollo, de sus ancestros y los teocintles, está total y completamente preservado bajo un criterio científico (Once Noticias, IPN, 14/11/2011).

Las dos millones de hectáreas, susceptibles según el secretario de ser sembradas con maíz transgénico, son 88 por ciento de las hectáreas de riego existentes en los siete estados norteños, donde las corporaciones semilleras han realizado pruebas experimentales de maíz transgénico desde 2009: Sonora, Sinaloa, Durango, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, en el que también han llevado a cabo pruebas piloto.

Este anuncio no tiene sentido fuera de allanar el camino a Monsanto y otras corporaciones que presionan por abrir la siembra comercial de maíz transgénico en México. Las dos millones de hectáreas se siembran cada ciclo con distintos cultivos: sorgo, trigo, maíz convencional y otros, y de ellas proviene más de un tercio de la producción de maíz que consumimos cotidianamente como alimento. Los problemas de falta de agua no se solucionarán sembrando maíz transgénico, ya que no existe uno comercial resistente a la sequía, sino que necesita la misma cantidad de agua que el cultivo convencional.

Además, después de más de 15 años de siembra comercial de maíz transgénico en Estados Unidos y otros países, ha sido ampliamente documentado que éste no aumenta los rendimientos, sino que muchas veces los reduce. Tampoco disminuye el uso de plaguicidas, herbicidas, ni fertilizantes. La cantidad de herbicida utilizado en las variedades resistentes aumenta, en tanto que el uso de insecticidas no disminuye, pues además de que las variedades de maíz transgénico producen todo el tiempo, las plagas secundarias crecen y deben controlarse con otros plaguicidas. El maíz insecticida puede afectar también a insectos benéficos, como las abejas o mariposas. La siembra de maíz transgénico genera resistencia de insectos y malezas en muy pocos ciclos.

Las semillas transgénicas son más caras que las convencionales y es necesario pagar por el uso de la licencia. Los transgénicos tampoco son benéficos al ambiente, ni inocuos en los ecosistemas: los pueblos fumigados en los desiertos verdes de la soya son la peor muestra. Las investigaciones de científicos independientes en ratas (Criigen), sobre daños a la salud y afectaciones en hígado, páncreas, fertilidad, tamaño de fetos, fueron utilizados por Francia y Alemania para establecer sendas moratorias a la siembra de maíz transgénico.

En México los riesgos a la diversidad biológica y a la salud humana se potencian, al ser país centro de origen y diversidad del cultivo. El maíz es un cultivo de polinización cruzada y el polen de los plantíos transgénicos fecundará los campos vecinos, contaminándolos. Además es muy difícil separar las cosechas transgénicas de las convencionales, que fácilmente se mezclarán en el transporte, los silos, la distribución, el procesamiento. Así, el maíz transgénico contaminará inevitablemente las 59 razas y cientos de variedades nativas y llegará rápidamente a nuestros platos. La Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte recomendó, en su estudio de 2004, realizar investigaciones de los efectos del maíz transgénico para la salud humana, tomando en cuenta la gran cantidad que consumimos los mexicanos.

Aunque la siembra de dos millones de hectáreas en los estados del norte es agronómica y económicamente inviable, las empresas continúan pidiendo nuevos permisos. Existen actualmente 49 solicitudes para maíz transgénico en 2 mil 700 hectáreas, 11 de ellas para siembras piloto. Monsanto solicitó tres pruebas piloto en Tamaulipas para abarcar 2 mil 160 hectáreas. Semarnat y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación tienen que dar respuesta. Sería necesario pararlas antes que cosechar tempestades.

Ana de Ita

Monsanto y la siembra de maíz transgénico en México.

La trasnacional Monsanto es la principal permisionaria del gobierno federal para la siembra de maíz genéticamente modificado. A dos años de la liberación de las concesiones, las agroindustrias experimentarían en más de 2 mil hectáreas de suelo mexicano. Al menos 10 especies de maíz criollo se encuentran amenazadas, pues su lugar de origen es el mismo donde ha sido autorizada la siembra experimental. Además de Monsanto, Dow AgroSciences, PHI México y Syngenta Agro acaparan los permisos para esas pruebas. Monsanto se erige como el principal permisionario para la siembra de maíz transgénico en el país. La trasnacional de capital estadunidense experimenta en más de 33 hectáreas de suelo mexicano. Además, sus patentes son distribuidas a través de otras comercializadoras extranjeras, lo que la convierte en el monopolio del transgénico, según especialistas.

Los informes Estatus de solicitudes de permiso de liberación al ambiente de maíz genéticamente modificado ingresadas, correspondientes a 2009 y 2010, indican que las semillas genéticamente modificadas de Monsanto, así como de Dow AgroSciences, PHI México y Syngenta Agro, se dispersan en tierras de Nayarit, Sinaloa, Tamaulipas, Coahuila, Durango y Sonora.

En esta última entidad es donde se concentra el mayor número de solicitudes. Ahí, también permanecen unas 10 razas o variedades de maíz originario. En tanto que el principal productor de maíz, Sinaloa, es el estado en el que más siembras se han registrado. Los documentos oficiales indican que, hasta el cierre del año pasado, las cuatro compañías han pedido al gobierno mexicano sembrar sus granos en 2 mil 171.6 hectáreas.

De acuerdo con los listados de la Dirección de Bioseguridad para Organismos Genéticamente Modificados –oficina dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa)– del 9 de marzo de 2009 al 16 de diciembre pasado, las multinacionales han realizado 110 solicitudes.

Adelita San Vicente Tello, ingeniera agrónoma por la Universidad Autónoma Metropolitana y representante de la asociación civil Semillas de Vida, dice que el incremento de solicitudes y siembras por año “es muy grave”. Estamos exigiendo que se pare toda la siembra, que se evite que se pase a la siguiente fase y se revierta la posible contaminación antes de que suceda un desastre económico de contaminación en todo el país”.

Sonora, en riesgo de contaminación

Blando de Sonora, Chapalote, Dulce Norteño, Elotes Occidentales y otras seis variedades más de maíz crecen en los valles Yaqui y Mayo, en Sonora y Sinaloa­, respectivamente. Ahí es donde las multinacionales han solicitado más espacio para esparcir sus granos experimentales.

Los documentos oficiales indican que la Sagarpa tiene solicitadas 978.62 hectáreas para experimentación transgénica en tierras sonorenses, de las que se han concedido 8.29 hectáreas. De autorizarse esta superficie, al terminar este año fiscal el estado sería el de mayor presencia de organismos genéticamente modificados (OGM).

Le siguen Coahuila y Durango, con 434.94 hectáreas en petición, sin que hasta el término de 2010 se hayan concedido los permisos. Tamaulipas es el cuarto estado más demandado, con 281.14 hectáreas pedidas, de las que se han concedido 1.53 hectáreas.

Sinaloa, el principal productor de maíz blanco en México, es el quinto estado de la República respecto del número de solicitudes: 261.42 hectáreas. Éste es el que más concesiones tiene: 26.06 hectáreas. Nayarit ocupa el último lugar de los seis estados en los que se han sembrado OGM, con 120.58 hectáreas solicitadas, de las que se han asignado 0.14 hectáreas.

Vicente Tello asegura que el principal problema es la contaminación del territorio mexicano como centro de origen del maíz. “Estas siembras experimentales no están cumpliendo con los lineamientos de bioseguridad. Se difunde el maíz transgénico por todo el país y después ya no hay control”.

La edición “Maíz transgénico en México, riesgos y costumbres”, de la revista Ciencias, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, indica que el país es “megadiverso, multicultural y centro de origen de domesticación y diversificación genética de 15.4 por ciento de todas las empresas que constituyen el sistema alimentario mundial. Esto se debe a la persistencia de los sistemas agrícolas tradicionales donde se cultiva el genoplasma nativo, principalmente en el territorio de los pueblos indígenas y comunidades campesinas”.

La presencia de Monsanto

Monsanto –fabricante del agente naranja (herbicida utilizado en la guerra de Vietnam para la destrucción de cosechas y vegetación) – acapara el 80 por ciento de las solicitudes de experimentación realizadas ante la Dirección de Bioseguridad para Organismos Genéticamente Modificados.

Sus “eventos” (como se les llama a los experimentos MON-89Ø34-3, MON-88Ø17-3, MON-89Ø34-3 x MON-ØØ6Ø3-6 y MON-ØØØ21-9) se dispersan a través de las otras trasnacionales que han pedido formalmente la solicitud de siembra ante la Sagarpa.

De manera formal, Monsanto es la número dos en realizar solicitudes. Con 38 peticiones, la compañía originaria de Saint Louis, Missouri, Estados Unidos, se ubica por debajo de PHI México –empresa de DuPont y subsidiaria de Pioneer Hi bred, Int­–, que ha realizado 45 trámites. Sin embargo, entre las semillas que siembran PHI y las otras trasnacionales se encuentran las de Monsanto.

Dow AgroSciences es la tercera en importancia, pues ha documentado su interés por experimentar con OGM en México a través de 18 eventos. Finalmente, Syngenta Agro lleva 10 solicitudes ante las oficinas de la Sagarpa.

Monsanto tiene presencia en 88 de los 110 trámites, según muestran a detalle los Estatus de solicitudes de permiso de liberación al ambiente de maíz genéticamente modificado ingresadas, correspondientes a 2009 y 2010. No hay empresa que no promueva el agente MON.

“El gobierno mexicano está abriéndole la puerta a un monopolio en algo tan sensible como es la semilla. Tendría esta empresa el control absoluto de las semillas en México si se está permitiendo la siembra y luego se pasa a la siguiente fase, que es la piloto. Llegar a esta fase, sería el paso previo para la etapa comercial”, dice Adelita San Vicente Tello, representante de la asociación civil Semillas de Vida.

En peligro, maíz de origen mexicano: especialistas

Desde el 11 de mayo de 2009, los investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, Antonio Turrent Fernández, Ramón Garza García y Alejandro Espinosa Calderón se dirigieron a la Dirección General de Inocuidad Agroalimentaria para advertir que las siembras experimentales de MON-00603-6 (tolerante al herbicida glifosato) corrían el riesgo de contaminar el maíz de la zona.

La misiva indica que, entre los factores que se han omitido en la siembra experimental, se encuentran “la ubicación geográfica de los parientes silvestres del maíz (teocintle y Tripsacum); la persistencia del mejoramiento genético autóctono que usa la vía ‘semilla-polen’ para sus cruzamientos y dispersión de alelos en sus poblaciones, y el valor inapreciable de la diversidad genética del maíz nativo in vivo, insustituible por su versión conservada in situ y/o ex situ”.

Exponen a las autoridades de la Sagarpa que la dispersión geográfica, con altas frecuencias de teocintle y de varias especies de Tripsacum “interferirían con el escalamiento a nivel comercial del evento MON 00603-6… Por esta vía, los transgenes de tolerancia a ciertos herbicidas pasarían al teocintle”.

Además, observan que “el teocintle, que es considerado maleza en el monocultivo de maíz del Altiplano de México, podrá transformarse en una supermaleza como resultado de su interacción genética con el maíz transgénico tolerante al glifosato o indirectamente, a través de su interacción con el maíz nativo”.

Víctor Suárez Carrera, dirigente de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras del Campo (Anec), asegura que además de las afectaciones a las siembras nativas, habrá impactos negativos en la economía de los campesinos. “El gobierno mexicano no entiende que hay que respetar la Ley de Bioseguridad sobre Organismos Genéticamente Modificados; sigue tomando decisiones en función de la presión y chantaje de Monsanto y las trasnacionales”.

El representante de la Anec expone que en caso de contaminarse el maíz blanco que se produce actualmente, “se depreciarían a maíz de uso forrajero o industrial alrededor de 30 dólares por tonelada. Hoy mismo vemos cómo el maíz blanco es un bien escaso y si no lo produce México, no hay en todo el mundo. Esto significaría una pérdida económica de alrededor de 300 millones de dólares por año, tan sólo por la depreciación de maíz en 10 millones de toneladas que entran al mercado”.

Autor: Érika Ramírez

http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/03/15/monsanto-a-la-cabeza-en-la-siembra-de-maiz-transgenico-en-mexico/?home


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