Posts Tagged 'Sinaloa'

Victor M. Toledo: Ciencia traicionada.

Más que embustero, engañoso, tramposo o falso, el que miente se define mejor como aquel que falta a la verdad. Una mujer u hombre de ciencia es un miembro de la sociedad que se ha formado y especializado en el uso del pensamiento objetivo, la aplicación impecable de la razón, la artesanía de la lógica. Su calidad se mide por su capacidad para dejar fuera de sus observaciones y análisis los valores subjetivos. Esta premisa opera como fantasma vigilante sobre las acciones y actitudes de todo investigador. A los científicos suele acusárseles de racionalistas, cuando llevan al extremo su mirada racional, y es una rareza afirmar que un científico miente. Y sin embargo, este panorama idealizado del quehacer científico se ve frecuentemente negado por la realidad. Más aún cuando el aparato científico y tecnológico se ve cooptado, dominado y conducido por los intereses estrictamente mercantiles de las empresas y las corporaciones, es decir, cuando el conocimiento se privatiza y deja de ser social y público.

En México, estas rarezas existen y persisten. Un ejemplo notable es el de los académicos dedicados a investigar y producir organismos genéticamente modificados (OGM). Esta rama de la biotecnología se encuentra impulsada y dominada por gigantescas corporaciones, como Monsanto, Bayer, Syngenta, Pioneer y Dow. Algunos, quizás muchos, de los investigadores dedicados al tema poseen acciones en una o más de una de esas compañías, generando lo que se denomina un conflicto de interés. A manera de ejemplo hacemos un breve recuento de afirmaciones realizadas reiteradamente por el prestigiado investigador Francisco Bolívar Zapata, tomadas de varias conferencias como las ofrecidas el 26 de abril de 2013 en la Facultad de Química de la UNAM, y el 20 de septiembre pasado en la Judicatura Federal.

“Gracias a los transgénicos, ahora se podrán combatir todas las plagas de las siembras (…) ahora tenemos la oportunidad de producir alimentos que no necesitarán esas sustancias plaguicidas, porque ya está probado que las siembras de transgénicos, no utilizan ninguna forma de plaguicida” (…) Además, está probado, que los OGM no afectan la biodiversidad” (…)Está probado que la alimentación con transgénicos es totalmente sana. No existen pruebas sólidas de problemas de salud” (…) Se habla mucho de un estudio que hicieron en Francia, por un tal Seralini” que no tiene ningún valor científico, porque usó ratas que de por sí se producen cáncer” (…) Existen las compañías que producen plaguicidas, y como los transgénicos ya no los necesitan, están desesperadas por volver a tomar el mercado (Por ello) esos grupos que están queriendo detener los transgénicos (…) son grupos pagados por las compañías productoras de plaguicidas.”

Veamos qué dice la evidencia científica*. Tanto el maíz como la soya genéticamente modificados requieren de un herbicida al que son tolerantes y que es producido por las mismas compañías: el glifosato. Dado que es común la aparición de malezas resistentes a ese herbicida, los cultivos transgénicos requieren de más pesticidas como el paraquat (prohibido en Europa), la atrazina y el 2,4 D. En el caso de Sudamérica, donde la soya transgénica se ha expandido explosivamente, existe una correlación directa con el incremento de los pesticidas. En 2010, casi la mitad de las ventas de pesticidas de Brasil fueron para los cultivos de soya, y en Argentina, Bolivia y Uruguay la cantidad de glifosato utilizado rebasó los 225 millones de litros. Las aplicaciones se realizan con avionetas fumigadoras y con grandes maquinarias que rocían los campos.

Muchas de las áreas cultivadas se encuentran literalmente pegadas a pueblos o bordes de ciudades, por lo que los agroquímicos son dispersados sobre casas, escuelas u hospitales. En Argentina, el primer Encuentro Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados (2010) denunció que se han incrementado las enfermedades graves vinculadas a los agroquímicos.

La expansión de los OGM ha devastado la biodiversidad, especialmente en las regiones tropicales. Piense el lector lo que significa desaparecer toda la variedad de especies vegetales y animales en una superficie de 43 millones de hectáreas, casi la cuarta parte de México, que es la superficie sembrada en Sudamérica con una sola y solitaria especie: ¡soya transgénica! No existe antecedente en la historia natural del planeta de alguna monotonía biológica semejante. Además, el monocultivo soyero ha sido la causa de enormes superficies deforestadas en la amazonía brasileña, Argentina (seis provincias) y Bolivia (cuatro tipos de bosques), así como de la supresión de cultivos dirigidos a la alimentación humana (arroz, maíz, trigo, leche y carne).

En el caso del maíz transgénico su posible siembra comercial resulta una amenaza para la diversidad genética de las 60 variedades originales, resultado de un proceso de domesticación que tomó 7 mil años, las cuales serían contaminadas por el flujo génico. Hoy se investigan otros posibles efectos sobre polinizadores e insectos, como la emblemática mariposa monarca.

Afirmar que los cultivos transgénicos son alimentos sanos resulta temerario. La evidencia del estudio publicado por un grupo francés encabezado por Gilles-Eric Séralini en 2012, que alimentó ratas durante toda su vida con granos de maíz de Monsanto MON NK603 llama al menos a ser precavidos. Las ratas del laboratorio generaron tumores de mama (hembras) y sufrieron daños severos al hígado y al riñón (machos) que les provocaron la muerte.

Monsanto pretende introducir el mismo grano en el norte de México (Sinaloa, Chihuahua, Durango y Tamaulipas) en un país cuyos ciudadanos consumen cada año 12 millones de toneladas de maíz. Finalmente nadie, y menos un académico, puede ignorar a los más de 2 millones de ciudadanos que salieron a las calles de 436 ciudades de 52 países para protestar contra Monsanto y los alimentos transgénicos el 24 de mayo de este año, acto a escala global que se repitió el pasado 12 de octubre. ¿O acaso tendrán las compañías productoras de plaguicidas capacidad de compra sobre esos millones?

Además de haber sido creador y fundador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, el científico Bolívar Zapata ha sido miembro de la Junta Directiva de la UAM, la UNAM y el Conacyt. En 1994 ingresó como miembro de El Colegio Nacional y fue presidente de la Academia Mexicana de Ciencias. Sus innumerables distinciones lo convierten en el científico mexicano más premiado de toda la historia. Destacan dos premios nacionales, el Premio Príncipe de Asturias de España y el premio de The Third World Academy of Sciences. Apenas el pasado 2 de abril, el Presidente de México lo nombró coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Presidencia. Su trayectoria es impecable y más que brillante. ¿Entonces? Lo único que sabemos es que su caso no es único. Ahí están los premios Nobel William Schockley y James Watson, el descubridor del ADN, denostados por sus declaraciones racistas. Hoy la única garantía es una ciencia con ética y científicos comprometidos con la sociedad y con la naturaleza. Ni más… ni menos.

http://www.jornada.unam.mx/2013/10/21/opinion/020a2pol

Pronunciamiento: Red en Defensa del Maíz enero de 2013.

Pronunciamiento

Red en Defensa del Maíz

enero de 2013

 

*Reunidos en nuestra primera asamblea de 2013, nosotras, las comunidades organizaciones y personas que nos reconocemos en la Red en Defensa del Maíz desde hace once años, elevamos nuestra voz para repetir una vez más que rechazamos tajantemente la introducción, el trasiego, la comercialización, intercambio, experimentación, almacenaje y la siembra de cualquier cultivo transgénico.

* En particular rechazamos todo lo relacionado con el maíz transgénico por atentar directamente contra más de diez mil años de cuidado del maíz nativo, por atacar directamente las estrategias agrícolas y de subsistencia de los pueblos y las comunidades; por atentar contra la seguridad y la soberanía alimentarias de México, por atentar contra la producción libre y autónoma de alimentos con semillas nativas nacionales libre de patentes y sin modificación transgénica. Por atentar contra la salud de la población en general.

* Lo hemos dicho antes ya, pero es necesario repetirlo también: México y toda Mesoamérica (y más) es centro de origen y diversificación del maíz. Por tanto rechazamos el empeño del gobierno por imponernos unos supuestos centros de origen que presuponen que hay otros muchos sitios donde se puede plantar cultivos transgénicos. Exigimos la integridad política, biológica y territorial de México como país CENTRO DE ORIGEN y Diversidad Continua, encarnado en la vigencia de los pueblos indígenas.

* Hoy, a nuestros reclamos de once años de resistencia —desde que se descubrió la contaminación a trasmano que intentó el gobierno en Oaxaca, lo que dio pie a la formación de nuestra Red—, tenemos que sumar nuestra palabra a todas aquellas voces que ya sonaron la alarma ante la mera posibilidad de que se aprueben los permisos solicitados para sembrar transgénicos comercialmente en más de 2 millones 400 mil hectáreas, en los estados de Sinaloa y Tamaulipas. Siendo estas entidades sitios que siembran enormes cantidades para consumo humano en las grandes ciudades del país, se las inundaría con un maíz contaminado que en otros países ha sido objeto de estudio y han hallado que es nocivo para la salud. Lo mismo que hemos venido diciendo desde nuestras comunidades y organizaciones durante estos once años.

* Saludamos entonces los trabajos del doctor Seralini que con gran valentía ha estado enfrentando los intereses de las agroindustrias. Seralini y su equipo siguen sin callarse ante lo que consideran un gran daño potencial a la salud humana con posibilidades de ocasionar cáncer en su ingestión repetida, lo que desmiente las afirmaciones de Monsanto de que los transgénicos son inocuos.

* Nos preocupa la situación en que se encuentran los agricultores de Sinaloa y Tamaulipas (y en general del norte del país). Suponemos que probablemente las empresas semilleras los presionan con ofrecerles sólo semillas transgénicas, por parte de Monsanto, Pioneer y Dow para que siembren las variedades transgénicas que les están ofreciendo y casi que forzando a utilizar, y les decimos a todas esas personas, sean agricultores privados, ejidatarios u organizaciones de productores, que consideren el enorme daño que estos cultivos van a ocasionar a la biodiversidad del maíz (por la enorme erosión a las variedades del maíz nativo), a las estrategias independientes de producción agrícola, al futuro de las familias productoras, a la seguridad alimentaria y la salud de la población mexicana. A fin de cuentas promoverá una dependencia brutal hacia unas cuantas voraces corporaciones.

Sabemos que las presiones son muchas, y que en las condiciones de crisis en México y en el mundo es difícil zafarse de ellas, pero desde acá, cariñosamente, les hacemos un llamado a dialogar con la Red en Defensa del Maíz, para que juntos entendamos el momento que vivimos, en algún sitio y tiempo que podamos acordar; para que discutamos los graves riesgos que tenemos por delante y las maneras más dignas que podemos todavía emprender (junto con muchas personas) para salvar al maíz, uno de los cuatro cultivos más importantes en la historia del mundo.

* Saludamos a todas las comunidades y organizaciones que desde el nivel local y regional han logrado establecer acuerdos, estatutos o reglamentos —como un freno real a la entrada de los transgénicos a sus lugares y enclaves mediante una actitud de atención, alerta y cuidado; desechando o frenando todas las semillas extrañas, las semillas híbridas o ajenas que los programas de gobierno o las empresas quieren imponerle a las comunidades a cambio de otros programas o proyectos.

* Esa moratoria real, se ha mantenido estos once años y México sigue siendo un país donde todavía no nos vencen los transgénicos. Por eso es importante ahora, ante una emergencia tan grave como la que vivimos, redoblar esfuerzos, atención, cuidados, para mantener y reforzar las semillas nativas y los canales de confianza que hacen posible su intercambio seguro y la diversidad que es su corazón, al tiempo de desterrar toda semilla ajena, sobre todo si son semillas que nos promueve el gobierno y las empresas.

* Por supuesto, ahora ya no sólo es un problema de siembra atenta, cultivo cuidadoso o intercambio de semillas por los canales de confianza. Ahora también debemos prestar atención a la procedencia de todo el maíz que consumamos, sabedores de que hay ahora infinidad de productos que lo contienen. Entonces debemos redoblar la atención para desechar los productos procesados que contienen algún ingrediente basado en maíz industrial, pues seguramente éste será transgénico.

* Queremos ahora invitar a muchas organizaciones que han dado muestras de estar genuinamente preocupadas por la inminente invasión transgénica a que sumemos esfuerzos para trabajar: a veces juntos, a veces cada quien en sus esfuerzos propios, para erradicar totalmente a los OGM de México y del mundo. No siempre coincidiremos en todas las acciones, pero seguramente nos acompañaremos en algunas de ellas. Saludamos especialmente al Yo soy 132 ambiental, a los Jóvenes ante la Emergencia Nacional, a las organizaciones de Movimiento Urbano Popular (en particular a la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata-UPREZ), y a los científicos comprometidos, a los científicos éticos, como la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), por haber hecho sonar la alarma en esta coyuntura y haber sumado sus fuerzas para exigir que NO se otorguen los permisos de siembra comercial que se pretendían aprobar desde el gobierno de Felipe Calderón.

* Así consideramos un triunfo ser parte del esfuerzo nacional de haber podido esgrimir argumentos, exigir a las autoridades y alzar nuestra voz, para frenar los permisos durante el gobierno anterior, pero no consideramos que el peligro pasó. Sabemos muy bien que en cualquier momento pueden recomenzar los esfuerzos por que se aprueben los permisos. Por ahora, debemos aprovechar el tiempo para convocar más respaldos internacionales y toda la resistencia nacional posible. En ese contexto internacional saludamos las manifestaciones que desde Berlín coincidieron con muchas organizaciones mexicanas para hacer patente nuestro agravio por la posible aprobación de los permisos de siembra comercial de los transgénicos, y a la organización Avaaz, que juntaron más de 40 mil firmas en una campaña de solidaridad con la lucha en México.

*Saludamos también la digna lucha que se libra contra la invasión de transgénicos o contra las privatizadoras leyes de semillas como UPOV o de variedades vegetales en todo el continente: en Paraguay, donde incluso hubo un golpe de Estado para favorecer a la agroindustria; en Honduras, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay. Allá, como en México la gente está en resistencia. Sepan que reconocemos que nuestra lucha por las semillas nativas y una agricultura independiente es la misma.

* Una parte crucial de ese esfuerzo de defensa del maíz es sin duda el Tribunal Permanente de los Pueblos, al que reconocemos su esfuerzo por abrir un espacio para que la sociedad mexicana exprese sus agravios y plantee sus exigencias —ante personas de reconocida autoridad moral, a nivel internacional, que darán fe de que nuestros agravios son reales y de que nuestros señalamientos de responsabilidad y están planteados con objetividad y documentación suficiente para configurar casos jurídicos con pruebas suficientes. Reivindicamos entonces ser parte del Capítulo México del Tribunal Permanente de los Pueblos ante el cual presentamos ya un borrador de demanda que se irá refinando conforme más casos y argumentaciones se presenten en las diversas preaudiencias que vamos planificando a lo largo de este año.

* Por todo lo anterior, y haciendo eco con la resistencia que surge de todo el país, nos sumamos a la propuesta de las comunidades y organizaciones de Oaxaca, de declarar 2013 como año de resistencia contra el maíz transgénico y en defensa del maíz nativo y de la vida y autonomía de los pueblos del maíz.

* Por último, queremos salir al paso de ciertas informaciones que señalan que estamos en contra de los permisos de siembra porque no hay las condiciones de bioseguridad suficientes, según nota de Matilde Pérez, en La Jornada del día 16 de enero. Queremos enfatizar que si bien estamos contra los permisos de siembra comercial como es público y sabido, para nosotros es crucial señalar que NO HAY BIOSEGURIDAD ALGUNA QUE PUEDA SERVIR CONTRA LOS TRANSGÉNICOS.

 

Nosotros no planteamos mejores medidas de bioseguridad u otras medidas de bioseguridad.

En cambio…

Rechazamos cualquier siembra o comercialización, almacenamiento, trasiego, experimentación, siembra comercial de maíz transgénico en cualquier parte del territorio nacional.

No a los organismos genéticamente modificados,

No al maíz transgénico.

Moratoria y prohibición definitiva a los transgénicos.

Queremos un mundo libre de transgénicos.

 

Red en Defensa del Maíz:

Comunidades Indígenas campesinas: Hopelchén, Suctuc, Xcalot Akal, X kix, Bolonchen, Xbilinkok, Ebula, Crucero San Luis de la región de Los Chenes del estado de Campeche; Maní, Vicente Guerrero del Sur del Estado de  Yucatán; Comunidades del Municipio de Las Margaritas de a zona de la Frailesca del Estado de  Chiapas; Salto de Agua, Arroyo Largo, El Coyol, Ángel R. Cabada de Los Tuxtla, Huayacocotla del Estado de Veracruz; Santa Cruz de la Montaña Centro del Estado de Guerrero; Yayalag; Lachixila, La Selva, de Camotlan; Guelatao; Analco Ixtlán de Juárez Sierra Norte, Alotepec Mixe, El Porvenir, Maguey Largo Valles Centrales,  Comunidades de la Sierra Sur, San Miguel Chongos de la Chontal, San Miguel Tenango, Comunidades del Istmo de Tehuantepec, del Estado de Oaxaca; Bienvenido Hermenegildo Galeana Sierra Norte del Estado de Puebla; Huejutla, Oxeloco, Atlaco, Atlajco de la Huasteca Hidalguense; Zacatepec del Estado de Tlaxcala, Comunidades Rarámuris de la Sierra Tarahumara del Estado de Chihuahua; Palos Altos, El Grullo, Ixtlahuacan, San Sebastián Teponahuaxtlán,  del Estado de Jalisco; Comunidades de los Municipios de Dolores Hidalgo, San Miguel del norte del Estado de Guanajuato; La Magdalena Contreras de Distrito Federal; Lerma Estado de México.

Organizaciones Indígenas y civiles de las regiones: Ka Kuxtal Much Meyaj A.C.; T’oojil Xíimbal SC, Misioneros, Escuela de Agroecología, Misión de Guadalupe, Tequio Jurídico AC, UNOSJO, Ser Mije, Uken Ke Uken, Colectivo Oaxaqueño por la Defensa del Territorio,  ORAB AC, UNISUR, GEA AC, CONTEC AC, SINE AC, CREO AC, OMSA, CEDESA AC, CODECIN, UCANG, comunidades Campesinas en Camino, CACID AC.

Organizaciones Civiles: Ceccam AC, Ccasifop AC, Colectivo por la Autonomia, Grupo ETC, Cenami AC, GRAIN, Jóvenes ante la Emergencia Nacional, 132 Ambiental, Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata UPREZ, Movimiento Urbano Popular, Via CAMPESINA, Asamblea Nacional de Afectados Ambientales

 

Maíz: el futuro de la alimentación mexicana, en riesgo hoy.

La salud de la población mexicana se encuentra ante un riesgo inminente. Las corporaciones semilleras transnacionales Monsanto y Pioneer Hi-Bred International solicitaron permisos al gobierno mexicano para sembrar de manera comercial maíz modificado genéticamente (transgénico) en grandes extensiones agrícolas de Sinaloa y Tamaulipas (se ha mencionado que el área solicitada para la siembra de maíz transgénico es mayor a la superficie de los estados de Aguascalientes, el Distrito Federal, Colima, y Tlaxcala juntos).

Sinaloa es el estado que produce la mayor cantidad de maíz consumida en México, por lo que de aprobarse los permisos para la siembra del transgénico, en un periodo de entre aproximadamente 6-8 meses muchas ciudades del país estarían recibiendo la primera cosecha de maíz transgénico destinada al consumo humano a través de tortillas, harinas, complementos alimentarios, etc.

El maíz que se pretende sembrar en estos estados del norte del país ha sido evaluado por diferentes grupos de científicos en diversos países. Un grupo de científicos franceses ha publicado recientemente las conclusiones de su estudio en el que ratas de laboratorio fueron alimentadas con el agrotóxico que vende la Monsanto, conocido como Roundup y con el maíz MON603 (el mismo que se solicitó sembrar de manera comercial en México).

Algunos de los efectos reportados por el equipo científico francés en las ratas alimentadas con maíz transgénico MON603 fueron la emergencia de tumores, daños en el hígado y riñones y muerte prematura de los roedores.

Los resultados de éste y otros estudios realizados, así como la falta de evidencia sólida sobre la inocuidad de los transgénicos, han encendido las alarmas a nivel mundial, a tal grado que países tales como Polonia, Alemania, Austria, Hungría, Luxemburgo, Francia, Grecia, Italia, y Bulgaria, prohibieron la siembra de maíz transgénico en sus territorios.

Paralelamente a la situación de riesgo para la salud de la población, la siembra comercial de maíz transgénico en México implica graves peligros a la biodiversidad. Se ha demostrado claramente que México es centro de origen y diversificación del maíz, en otras palabras, podemos decir que México es la cuna de este cultivo. Los datos lo confirman, se han identificado más de 60 razas y miles de variedades de maíces nativos. Desde hace varios años se viene evidenciado y denunciando la contaminación de zonas campesinas e indígenas con maíz transgénico en estados como Oaxaca, Puebla, Chiapas. La siembra masiva de maíz transgénico terminaría por contaminar las regiones en las que tanto el cultivo milenario como las culturas mesoamericanas se han acompañado mutuamente.

Por otro lado, la siembra y comercialización de maíz transgénico de las compañías transnacionales semilleras es un atentado directo a la vida campesina, es la sentencia de muerte a la ya precaria soberanía alimentaria en México; además de que potenciaría en gran medida el acaparamiento de tierras y criminaliza el cuidado e intercambio de semillas nativas, actividades que han realizado las y los campesinos desde hace siglos.

Estos hechos deben ser una llamada de la alerta a la población mexicana ante el inminente otorgamiento por el gobierno mexicano de los permisos para la siembra de maíz transgénico por parte de las agro corporaciones.

Ante este oscuro panorama, resultan esperanzadoras las iniciativas de la sociedad civil para defender a los maíces nativos mexicanos y reclamar al gobierno mexicano que cumpla con su obligación de garantizar la salud de la población, de preservar los recursos biólogicos y formas de vida y organización de las comunidades rurales, indígenas y campesinas.

Dichas iniciativas civiles tales como la Red en Defensa del Maíz, llaman a la población a informarse y cuidar su alimentación, a promover y fortalecer la economía local al consumir en la medida de lo posible productos traídos directamente del campo. Esta Red, integrada principalmente por organizaciones y comunidades indígenas y campesinas tiene la certeza de que la major manera de defender el maíz nativo mexicano, es continuar sembrándolo.

Más información:

http://redendefensadelmaiz.net/

http://www.ceccam.org/

Originalmente publicado en:

http://pagina3.mx/la-pluma-invitada/7338-maiz-el-futuro-de-la-alimentacion-mexicana-en-riesgo-hoy.html

The Great Mexican Maize Massacre

Gene Giants Prepare the Genetic Wipe-out of One of the World’s Most Important Food Crops

Agribusiness giants Monsanto, DuPont and Dow are plotting the boldest coup of a global food crop in history. If their requests to allow a massive commercial planting of genetically modified (GM) maize are approved in the next two weeks by the government of outgoing president Felipe Calderón, this parting gift to the gene giants will amount to a knife in the heart of the center of origin and diversity for maize. The consequences will be grave – and global. With the approvals and December planting deadlines looming, social movements and civil society organizations have called for an end to all GM maize in Mexico. Mexico’s Union of Concerned Scientists (UCCS) has called on the Mexican government to stop the processing of any application for open-field release of GM maize in Mexico.[1]ETC Group joins these calls, and appeals to the UN Food and Agriculture Organization (FAO) and to the UN Convention on Biological Diversity (CBD) – intergovernmental bodies mandated to support food security and biodiversity – to take immediate action.

Outrage and alarm rang out through Mexico when the world’s two largest commercial seed companies, Monsanto and DuPont (whose seed business is known as DuPont Pioneer Hi-Bred International, Inc.), and Dow AgroSciences (the world’s 8th largest seed company) applied to the government for the planting of 2,500,000 hectares (more than 6 million acres) of transgenic maize in Mexico.[2] The land area is massive – about the size of El Salvador. Scientists have identified thousands of peasant varieties of maize, making Mexico the global repository of maize genetic diversity. If the agribusiness applications are approved, it will mark the world’s first commercial-scale planting of genetically modified varieties of a major food crop in its center of origin.

“If Mexico’s government allows this crime of historic significance to happen, GMOs will soon be in the food of the entire Mexican population, and genetic contamination of Mexican peasant varieties will be inevitable. We are talking about damaging more than 7,000 years of indigenous and peasant work that created maize – one of the world’s three most widely eaten crops,” said Verónica Villa from ETC’s Mexico office. “As if this weren’t bad enough, the companies want to plant Monsanto’s herbicide-tolerant maize [Mon603] on more than 1,400,000 hectares. This is the same type of GM maize that has been linked to cancer in rats according to a recently published peer-reviewed study.”[3]

The poor in Latin America, but also in Asia and Africa, will particularly feel the effects, where breeding from maize diversity supports their subsistence and helps them cope with impacts of climate chaos. Along with Mexico, southern African countries Lesotho, Zambia, and Malawi have the highest per capita maize consumption in the world.[4]

The Mexican government insists that the target areas in the north are not part of the center of origin for maize, as traditional varieties weren’t found there. But this is not true: peasant varieties have been collected in these states, although to a lesser degree than in areas to the south. Many scientists as well as the National Biodiversity Commission (Conabio) consider the whole Mexican territory to be the center of origin for maize.[5] According to a review made by Ceccam (Center for Study of Change in Rural Mexico), the government’s newly drawn ‘center of origin’ map is historically and scientifically wrong, designed in order to justify the planting of GM maize by transnational companies.[6]

Commercial-scale planting (and subsequent re-planting) of GM maize will contaminate peasant varieties beyond the target regions, via the dispersal of GM pollen by insects and wind, as well as via grain elevators and accidental escape from trucks that transport maize all over Mexico. Scientists expect that contamination’s negative effects on peasant varieties might be irreversible and progressive, thanks to the accumulation of transgenes in its genome, leading to an erosion of biodiversity.[7]

Hundreds of Mexican agronomists and other scientists as well as Mexico’s peasant, farmers’ and consumers’ organizations have voiced their opposition to the proposed planting, but the outgoing administration of President Calderón – with nothing to lose before his term ends on December 1 – is expected to side with agribusiness. Mounting pressure, both inside and outside the country, may complicate matters.

If the planting is allowed, however, farmers growing maize may become unwitting patent infringers, guilty of using “patented genes” and may be forced to pay royalties to the patent owners, as has already happened in hundreds of cases in North America.

“It would be a monumental injustice for the creators of maize – who have so benefited humankind – to be obliged to pay royalties to a transnational corporation that exploited their knowledge in the first place,” said Silvia Ribeiro, ETC Group’s Latin America Director.

In 1999, the Mexican National Agricultural Biosafety Commission established a moratorium on GM maize trials and commercial planting because of Mexico’s unique position as the center of origin and genetic diversity for maize. Calderón’s government arbitrarily broke the moratorium in 2009, although the conditions that motivated the moratorium were unchanged. Since then, the new biosafety commission (CIBIOGEM) has given its approval of 177 small GM maize field trials to 4 transnational companies (Dow AgroSciences, DuPont, Monsanto and Syngenta). The GM field trials themselves have been criticized for lacking biosafety rigour – failing to comply even with Mexico’s weak biosafety law.

Silvia Ribeiro argues: “The so-called public consultations have been a charade, since the trials were approved without taking into account critical comments – even when they represented the majority of comments, many of them from well-known agronomists and other scientists. On top of that, the results of the trials were kept confidential, but are now providing the justification to allow commercial planting.”

After his official visit to Mexico in 2011, the UN Special Rapporteur on the Right to Food, Olivier de Schutter, recommended that the Mexican government reinstate the moratorium on GM maize, both because of its impact on biodiversity and on Farmers’ Rights.[8] The Mexican government ignored the recommendation.

Ana de Ita of Ceccam points out that the area applied for in the Sinaloa and Tamaulipas (Mexican states in the North of Mexico) exceeds the area currently planted to irrigated maize there. “So it appears the companies are planning to replace the whole area of maize as well as other crops,” she says. “This is outrageous, as there is no reason for Mexico to risk its own history and biodiversity with GM maize. Mexico already produces enough maize to exceed the human consumption needs in the country, and it could produce much more by supporting peasants and small-scale farmers without handing over its food sovereignty to transnational companies.”

Maize is central to the cultures, economies and livelihoods of the Mexican population, where most people eat maize in different forms every day. The amount of maize that Mexicans consume far exceeds the average per capita consumption of most other countries (115 kg/year). 85% of the Mexican maize producers are peasants and small farmers, with fields smaller than 5 hectares. These producers have an essential role in providing more than half the food for the population, particularly the poor. At the same time, they are caring for and increasing the crop’s genetic diversity because of the decentralized way they grow maize – planting many different varieties, adapted at local levels, along with a number of other crops and wild species.

In 2009, the Network in Defense of Maize,[9] together with La Via Campesina North America, sent an open letter signed by thousands of other organizations and individuals to FAO and the CBD, asking them to take action to prevent GM maize contamination in Mexico.[10] The former directors of both international organizations dodged the request, even though both institutions have committed to protect agricultural centers of origin.[11] We now ask the new directors of FAO and the CBD to take immediate action to protect the center of origin and diversity of maize.

For further information:

Silvia Ribeiro, ETC Group Latin America Director, silvia@etcgroup.org
Verónica Villa, ETC Group, Mexico, veronica@etcgroup.org
Tel: (+52) 55 63 2664

Ana de Ita, CECCAM, anadeita@ceccam.org.mx
Tel: (+52) 56 61 53 98

Pat Mooney, ETC Group Executive Director, mooney@etcgroup.org
Tel: 1-613-241-2267

Red en Defensa del Maíz: http://redendefensadelmaiz.net/
Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano, ceccam: http://www.ceccam.org/


[1] UCCS (Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad), “Statement: Call to action vs the planting of GMO corn in open field situations in Mexico,” November 2012, available online:http://www.uccs.mx/doc/g/planting-gmo-corn.
[2] The list of commercial applications for environmental release of GMOs is available here:http://www.senasica.gob.mx/?id=4443. (In Mexico, DuPont Pioneer Hi-Bred International, Inc., is known by the name PHI México.)
[3] Gilles-Eric Séralini et al., “Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize,” Food and Chemical ToxicologyVolume 50, Issue 11, November 2012, pp. 4221–4231. See also, John Vidal, “Study linking GM maize to cancer must be taken seriously by regulators,” The Guardian, 28 September 2012, available online: http://www.guardian.co.uk/environment/2012/sep/28/study-gm-maize-cancer.
[4] Alfred W. Crosby, review of James C. McCann, Maize and Grace: Africa’s Encounter with a New World Crop, 1500-2000 in Technology and Culture, Vol. 47, No. 1, January 2006, pp. 190-191.
[5] A. Serratos, El origen y la diversidad del maíz en el continente Americano, 2nd edition, September 2012, Mexico City Autonomous University and Greenpeace, available online:http://www.greenpeace.org/mexico/es/Footer/Descargas/reports/Agricultura-sustentable-y-transgenicos/El-origen-y-la-diversidad-del-maiz-2a-edicion/; National Commission for Biodiversity, Project Centers of Origin and diversification. http://www.biodiversidad.gob.mx/v_ingles/genes/centers_origin/centers_origin.html.
[6] Ceccam, La determinación de los centros de origen y diversidad genética del maíz, Mexico, 2012, available online: http://www.ceccam.org/publicaciones?page=1.
[7] UCCS, “Transgenic Maize Estrangement,” México, 2009, available online:http://www.unionccs.net/comunicados/index.php?doc=sciencetrmaize.
[8] Olivier de Schutter report on Mexico, paragraphs 53-55. See Mission to Mexico, 2011, available online: http://www.srfood.org/index.php/en/country-missions.
[9] The Network in Defense of Maize includes more than 1000 indigenous communities and civil society organizations. It was created in 2001, when it was first discovered that native Mexican maize had been contaminated by GM maize. Since then, the Network has resisted the advance of GM maize contamination at the local level, particularly in rural areas. Both ETC Group and Ceccam are members of the Network (http://endefensadelmaiz.org).
[10] The letter is available online: http://www.etcgroup.org/content/open-letter-international-civil-society-organizations-transgenic-contamination-centers.
[11] The CBD’s former Secretary General, Ahmed Djoghlaf, did not reply to the open letter. The former FAO Director General Jacques Diouf did not reply either, but delegated Shivaji Pandey, Director of FAO’s Plant Production and Protection Division, to respond. Pandey, a well-known advocate of genetically modified crops, wrote that FAO could offer advice, but that biosafety was a Mexican issue.

Comunicado de Prensa: Maíz y Transgénicos en México.

México D.F. a 13 de julio de 2012

  • Mientras el mundo carece de alimentos y sufre de contaminación por pesticidas, el foco de las corporaciones multinacionales como Monsanto es la ganancia, no la filantropía, señala el experto en agroecología Dr. Altieri.
  • Los transgénicos no son una “solución mágica”: a 20 años de uso han causado más daños que beneficios.
  • Monsanto falló en mejorar la agricultura: Reporte la Union of Concerned Scientists (UCS) de Estados Unidos.

El Doctor Miguel Altieri, profesor de la Universidad de California, Estados Unidos, quien ha impulsado la Agroecología en el mundo opinó que al contrario de lo que se afirmó sobre la biotecnología moderna aplicada a la agricultura en cuanto a que acabaría con el hambre del mundo, disminuiría el uso de insumos químicos, incrementaría la productividad y ayudaría a reducir los problemas ambientales; en los 20 años que se ha probado esta tecnología ha sucedido todo lo contrario.

El hambre en el planeta se ha incrementado y esto no sucede por falta de alimentos pues se ha reportado un desperdicio del 30% de comida en los hogares europeos. La mayoría de las innovaciones en biotecnología agrícola son motivadas por criterios económicos más que por necesidades humanas. Las compañías de biotecnología dan énfasis a un rango limitado de cultivos para los cuales hay mercados grandes y seguros, incluidos los agrocombustibles que lejos de alimentar a los hambrientos siguen moviendo autos, comentó el Dr. Altieri.

Hoy es evidente que la biotecnología, desarrollada para parchar los problemas causados por anteriores tecnologías basadas en uso de agroquímicos (resistencia a los pesticidas, contaminación, degradación del suelo, etc.) los cuales fueron promovidos por las mismas compañías, causa daños al medio ambiente, una mayor industrialización de la agricultura y una intrusión mas profunda de intereses privados en la investigación del sector público. Hasta ahora la dominación económica y política de las corporaciones multinacionales en la agenda de desarrollo agrícola ha tenido éxito a expensas de los intereses de los consumidores, campesinos, pequeñas fincas familiares, la vida silvestre y el medio ambiente.

Prueba de lo anterior son los datos proporcionados en un reciente informe realizado por la Union of Concerned Scientists (UCS), donde se demuestra que Monsanto falló en mejorar la agricultura[i], señaló el Dr. Antonio Serratos. Una vez más, identificamos una historia de advertencias ignoradas por las instancias gubernamentales que atienden la bioseguridad en los Estados Unidos. En el caso del maíz en México tenemos una situación semejante ya que desde 1995, la comunidad académica y científica ha venido alertando de las consecuencias e implicaciones de la introducción de maíz transgénico, agravadas porque en el país se encuentran, además de los centros de origen y domesticación, la mayor cantidad de colectas de maíz nativo en el mundo. Las autorizaciones recientes son evidencia de que las autoridades responsables privilegian los intereses económicos por encima del bien común y la defensa del patrimonio genético del país.

Si bien la propaganda de Monsanto plantea un discurso de logros impresionantes, que incluyen: alimentación de una población en crecimiento, protección de los recursos naturales y promoción de la biodiversidad, estas aseveraciones son en el mejor de los casos exageradas y en el peor, mentiras. De acuerdo con el informe de la UCS, las prácticas agrícolas promovidas por Monsanto no son sustentables e impiden la implementación de soluciones adecuadas para los retos de alimentación y agricultura que se requieren en momentos de crisis ambiental y ecológica. La tecnología transgénica ha producido los efectos siguientes:

  1. Promoción de Plagas Resistentes: El herbicida Roundup Ready y el insecticida transgénico Bt llevan a la generación de malezas e insectos resistentes que intensifican su uso, reducen la sustentabilidad, además de producir efectos negativos en la biodiversidad agrícola y la salud humana.
  2. Expansión de la Contaminación Genética: Los transgenes tienen la mala costumbre de aparecer en cultivos no transgénicos. Cuando esto ocurre, los agricultores pagan un alto costo y podrían enfrentar problemas legales por las patentes concedidas a las empresas por sus transgenes.
  3. Expansión del Monocultivo: La trayectoria tecnológica hegemónica seguida por Monsanto implica el uso de muy pocas variedades de cultivos con lo cual contribuye a disminuir la diversidad agrícola y además incrementa la contaminación por el uso de pesticidas y fertilizantes.
  4. Marginación de Alternativas: El énfasis de Monsanto en soluciones basadas en uso de transgénicos para solucionar problemas agrícolas margina soluciones agroecológicas como las que propone el Dr. Altieri y otros científicos. Asimismo, con cabildeo y propaganda, las empresas biotecnológicas, en general, han persuadido al Congreso, -se entiende que este informe es de Estados Unidos pero lo mismo ha sucedido en México- y al público en mantener el status quo de la agricultura industrializada.
  5. Supresión de Investigación: Al crear obstáculos para la investigación independiente de sus productos, Monsanto hace difícil que los agricultores y servidores públicos tomen decisiones informadas que puedan llevar a una agricultura sustentable.
  6. No cumplir la promesa de Alimentar al Mundo: Monsanto contribuye poco o nada en ayudar a que los pueblos del mundo puedan alimentarse, y ha fallado en apoyar soluciones científicas alternativas.

A su vez y contrario a la propaganda difundida por Monsanto, los productos de esta corporación no han ayudado en disminuir las plagas agrícolas, mantener la biodiversidad ni aumentar los rendimientos, mientras que su semilla “DroughtGuard”, promovida como solución a problemas de sequía, no es útil para condiciones de sequía extrema[ii] (ver otro reporte de la UCS:).

Finalmente la Dra. Elena Álvarez-Buylla indicó que con toda esta evidencia, más los datos documentados sobre daños a la salud producto del uso del herbicida (Faena o Roundup Ready, cuyo ingrediente activo es el glifosato), la introducción de transgénicos en nuestro país con el supuesto interés de hacer más sustentable la agricultura en México, queda sin fundamento técnico-científico .

Sobresalen los datos experimentales investigados en vertebrados (como lo somos los seres humanos) como ranas y pollos, y de estudios epidemiológicos en Argentina en áreas aledañas al cultivo de la soya transgénica. Los primeros demuestran el efecto teratogénico del glifosato usado con los cultivos tolerantes a este agrotóxico, y los segundos confirman este hallazgo con casos de malformaciones al nacer y con un aumento de casos de cáncer.[iii] Estas nuevas evidencias son preocupantes a la luz de los reportes de una universidad alemana que encontró concentraciones importantes de glifosato, en las muestras de orina de la gente de la ciudad. Los análisis de las muestras de orina arrojaron que todas tenían concentraciones de glifosato 5 a 20 veces mayores que el límite para el agua potable.[iv]

Por todo lo anterior, es sumamente preocupante que en medio del proceso electoral y del ciclo agrícola primavera-verano, y además, sin ningún anuncio por parte del gobierno, se aprobaron tres nuevos permisos para maíz transgénico en fase piloto a favor de Monsanto en el norte de Tamaulipas. Los tres eventos que se autorizaron cubrirán poco más de 1000 hectáreas y son tolerantes a aplicaciones de herbicidas de la Familia Faena®. Además de los graves daños a la salud que ya se expusieron, esta tecnología dará fin a un sistema ancestral de siembra que se realiza exitosamente en México: la milpa.

El gobierno de Calderón pretende dejar establecidos los transgénicos en fase comercial; esto es un atentado a nuestra alimentación y a los miles de campesinos que hoy siembran este cereal. Si este gobierno avanza en la liberación de permisos para maíz transgénico pasará a la historia como quien contaminó este grano en su centro de origen, regalándoselo a unas cuantas empresas, finalizó Alma Piñeyro.

——

[i]http://www.ucsusa.org/food_and_agriculture/science_and_impacts/impacts_genetic_engineering/monsanto-fails-at-improving.html
[ii] http://www.ucsusa.org/food_and_agriculture/science_and_impacts/science/high-and-dry.html
[iii] Andrés E. Carrasco, 2010. Glyphosate-Based Herbicides Produce Teratogenic Effects on Vertebrates by Impairing Retinoic Acid Signaling Chemical Research in Toxicology, 23 (10), pp 1586–1595 http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/tx1001749
[iv] Herbicides found in Human Urine by Dirk Brändli und Sandra Reinacher.http://www.ithaka-journal.net/herbizide-im-urin?lang=en

http://www.uccs.mx

La Jornada: Plan de Monsanto para sembrar maíz transgénico en México.

El 3 de septiembre, Eduardo Camacho publicó en El Universal una entrevista con el señor José Manuel Madero, director de Monsanto en México, efectuada recientemente en Boone, Iowa, en Estados Unidos.

El director de Monsanto-México describe los planes corporativos de la empresa para salvar a México de sus déficit de maíz y algodón y transformarlo en exportador neto, mediante su tecnología de transgénicos. Por razón de espacio, me referiré solamente al caso del maíz. Se argumenta que el plan Monsanto se apoya en los resultados de las fases experimental y piloto, ya cubiertos en los estados de Sinaloa, Sonora, Coahuila, y Tamaulipas. Los pilares del plan son: 1) la siembra de un millón de hectáreas de maíz transgénico a corto plazo en el norte del país, donde no se siembra actualmente debido a las plagas y falta de agua; esta nueva superficie se sumará a 2 millones de hectáreas en maíz ya tecnificadas con híbridos; 2) sembrar maíces transgénicos con resistencia a plagas del suelo y tolerantes a herbicidas, incorporando posteriormente el gen contra la sequía; 3) infraestructura a largo plazo para el manejo del agua de riego, así como infraestructura de transporte en preparación para la exportación de granos; 4) proteger los centros de origen del maíz, aunque no en todo el país, sino sólo aquellos lugaresque fueran centros de origen y de diversidad.

El gobierno mexicano ha permitido que la información técnica de las fases experimental y piloto a que se refiere el director de Monsanto-México sea manejada como secreto corporativo. Los resultados experimentales y piloto no han sido expuestos al cotejo científico independiente, mientras el acceso a las parcelas experimentales y piloto fue ampliamente restringido en su momento. La comunidad científica independiente tampoco tuvo oportunidad de opinar sobre la suficiencia de resultados que justificaran el paso expreso de la fase experimental a la piloto y ahora a la comercial. La pregunta al gobierno mexicano sería si el manejo oculto de la información era necesario para los intereses de la nación o, ¿para quién lo era?

La oferta de maíz transgénico a que se refiere el director Monsanto-México se limita a las tierras de mayor calidad. Es cierto que en el norte hay un millón de hectáreas que no se siembran con maíz debido a la falta de agua (que no debido a plagas). En realidad hay mucho más (Coahuila, Nuevo León, Sonora, Sinaloa), pero son tierras de temporal limitativo donde sólo las razas nativas siguen dominando. Monsanto no tiene tecnología para esas tierras. En estos términos, el primer pilar de los planes de Monsanto es falso. En cuanto a los 2 millones de hectáreas ya tecnificadas, Sinaloa es un ejemplo para la parte de riego (480 mil hectáreas de 1.5 millones), donde ya se producen en promedio 12 toneladas de maíz por hectárea con híbridos de maíz no transgénico. Es muy poco probable que esos rendimientos fueran superables con el uso de maíz transgénico. La experiencia en Estados Unidos muestra que la promesa es falsa. Consúltese la liga www.biotech-info.net/Bt_corn_FF_final.pdf

El segundo pilar de los planes es el cambio a maíz transgénico resistente a plagas del suelo (promesa de que se reduce el uso de insecticidas) y adaptado al uso de herbicidas (el herbicida glifosato patentado por Monsanto sustituye a otros herbicidas). Hay evidencias cada vez más frecuentes de plazo mediano (10 a 15 años) en conflicto con estas aseveraciones. En Sudáfrica y en el estado de Iowa aparecieron ya poblaciones de plagas resistentes a las toxinas Bt; en Argentina y Estados Unidos han aparecido poblaciones de la mala hierba conocida como Zacate Johnson resistentes al glifosato. Véase la liga:www.ucsusa.org/food_and_agriculture/science_and_impacts/impacts_genetic_engineering/eight-ways-monsanto-fails.html

El gen contra la sequía es otra promesa de Monsanto que hasta ahora ha fallado, como se puede consultar en la siguiente liga referente a Estados Unidos www.ucsusa.org/assets/documents/food_and_agriculture/high-and-dry-report.pdf

El carácter tolerancia a la sequía es de herencia cuantitativa que involucra centenares de genes. Es poco probable que el transgén de Monsanto sustituya a todos aquéllos. La pregunta es ¿cómo se comportó el evento de maíz híbrido Drought Gaurd en la actual gran sequía de Estados Unidos? ¿Qué superficie se sembró con esta supuesta maravilla?

El plan Monsanto no tiene vela en el entierro sobre desarrollo de infraestrucura para riego, que es un plan de la nación. Finalmente, bien haría el director de Monsanto-México en enterarse sobre la conclusión de Conabio de que todo México es centro de origen y diversificación del maíz. www.biodiversidad.gob.mx/genes/proyectoMaices.html

El problema al que se enfrenta el gobierno mexicano es ponderar las promesas de Monsanto y los intereses de la nación. El gobierno sabe que Monsanto busca reproducir su capital en México, más que salvarlo de su déficit alimentario, mientras los riesgos que asume la nación son cuantiosos; que no hay camino de vuelta, ni hay garantía ni fiador ante un posible y probable incumplimiento de las promesas de Monsanto.

Antonio Turrent Fernández*

*Investigador nacional emérito, presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad

http://www.jornada.unam.mx/2012/10/24/opinion/024a1pol

La Jornada: Trasnacionales agroindustriales fijan política del maíz en México.

  • Con apoyo federal, trasnacionales importan grano de baja calidad y sacrifican la cosecha interna
  • Compra de maíz sudafricano, duro golpe al agro nacional: campesinos
  • Además de monopolizar la comercialización, Cargill y ADM venden la semilla que produce el país, afirman

Culiacán, Sin., 5 de mayo. Los grandes monopolios trasnacionales como Cargill y ADM, además de algunas empresas nacionales, dictan la política económica en materia de granos, específicamente respecto del maíz, con la complicidad del gobierno federal, al importar granos de mala calidad y negarse a comprar la cosecha nacional, denunciaron dirigentes de organizaciones de productores de Sinaloa.

Estas firmas importaron alrededor de un millón de toneladas de maíz blanco de Sudáfrica, a bajo precio y sin pago de aranceles, y sacrificaron la producción de cerca de 2.8 millones de toneladas que alcanzaron los agricultores sinaloenses. Esta situación, la sequía y la falta de protección del gobierno de Felipe Calderón hacia el campo mexicano coloca al país en riesgo de sufrir una crisis alimentaria, señalaron los líderes campesinos.

Estamos viendo la posibilidad de ampararnos porque el gobierno ha hecho caso omiso a nuestros reclamos y no han parado las importaciones y afectan la soberanía alimentaria. Ellos dictan la política económica en materia de granos, específicamente el maíz, además de tener el monopolio en la comercialización, venden la semilla que los productores logran en el país, advirtió José Guillén, dirigente de la Coalición de Organizaciones Campesinas y Populares (COCP).

El amparo, agregó, va contra las secretarías de Economía y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), pero también contra Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca), por violar la Ley de Comercio Exterior al permitir la importación del grano y colocar en una crisis económica a los hombres del campo y sus familias.

Seis organizaciones de productores –la Confederación de Asociaciones Agrícolas de Sinaloa (Caades), Liga de Comunidades Agrarias (LCA), Consejo Agrario Permanente (CAP), Consejo Estatal del Maíz, Asociación de Usuarios de Riego y Productores Agrícolas de Sinaloa (Aurpaes) y la Asociación Nacional de Fondos de Aseguramiento– exigieron al Presidente de la República intervenir ante estas prácticas desleales en la que los monopolios se ponen de acuerdo para controlar el mercado.

Necesitamos el concurso y la participación del gobierno para contrarrestar una práctica de comercio, a todas luces desleal, donde los oligopolios se ponen de acuerdo y controlan el mercado, señalaron en un desplegado publicado en medios informativos este sábado.

Lo más lamentable y triste, agregaron, es que en dos o tres meses, cuando el maíz nacional esté en manos de esas empresas y hayan pagado un precio injusto por la cosecha, el consumidor lo va a recibir a precios altos y los agricultores seguiremos recibiendo migajas del valor que nosotros mismos generamos.

A esta exigencia se unieron el gobierno estatal y otras organizaciones como la COCP, cuyo secretario general, José Guillén, manifestó que hay un amasiato entre las firmas Cargill y ADM, así como algunas compañías mexicanas, no sólo porque importaron maíz, sino porque los titulares de la Sagarpa y del organismo descentralizado Aserca han bloqueado otras alternativas propuestas por los hombres del campo.

“Se les ha dejado crecer (a las empresas transnacionales) y ejercen un gran monopolio en la comercialización y se ha pedido que se nos dé facilidades para comercializar directamente en los centros de consumo como el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey, pero en esta ocasión pedimos al secretario Mayorga que se aportaran garantías líquidas para pignorar y dar a los productores un anticipo y vender en los lugares de consumo, pero él y Aserca nos negaron este apoyo… entonces hay un amasiato entre autoridades de gobierno, Aserca y Sagarpa con estos grupos que son muy fuertes”, dijo a La Jornada.

Frío y sequía

Durante 2011, las heladas de febrero dañaron cerca de 800 mil hectáreas, de las cuales unas 520 mil eran de maíz, lo que provocó que la producción bajara de más de 5 millones de toneladas del grano a alrededor de 3.5 millones.

Para lograr esta producción los agricultores tuvieron que resembrar unas 320 mil hectáreas. Y para ello tuvieron que consumir más agua: las 11 presas estaban a cerca del 40 por ciento de su capacidad y la resiembra hizo que usaran líquido que correspondía al siguiente ciclo, el de primavera-verano.

Los resultados de ese fenómeno climatológico y de la disposición extraordinaria de agua tienen ahora sus secuelas. Las lluvias no fueron suficientes durante el año pasado y las presas están a cerca de 7.8 por ciento en promedio, en la entidad, por eso en este ciclo de siembra de maíz solo fueron autorizados más de 300 mil hectáreas, en lugar de las 520 mil que se siembran regularmente.

Y de nuevo, la producción tuvo otra baja considerable. El promedio anual de más de 5 millones de toneladas bajó de nuevo, en esta ocasión a sólo 2.8 millones.

Calidad indiscutible

Sinaloa es el mayor productor de maíz blanco en México y el mundo. Su calidad es indiscutible: puede soportar 190 días en almacenes y alcanzar un rendimiento de 1.5 kilogramos de tortilla por uno de grano. Solo Sudáfrica y Estados Unidos se ubican por encima de esta capacidad productiva, además de que su cosecha aparece en el mercado entre los meses de mayo y julio, lo que tampoco tiene ninguna otra región del planeta.

Esto convierte al maíz de Sinaloa en un producto único en el mundo, que ha beneficiado a todo el país, pero no a nosotros como hombres del campo, sino, desgraciadamente, a estos monopolios, que tienen en sus manos, controlan, el mercado, dijo Alonso Campos Encines, agricultor y presidente del Consejo Estatal del Maíz.

Datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del gobierno estatal indican que el país produce alrededor de 21 millones de toneladas de maíz blanco y amarillo, pero requiere cerca de 28 millones. Sinaloa ha aportado al mercado nacional cerca del 20 por ciento, con una cosecha récord que había sido de 5.5 y hasta 6 millones de toneladas.

Pero estas ganancias quedan en pocas manos, por desgracia externas, porque nosotros, los productores, nos hemos convertido en simples maquiladores, nos es ajeno todo, solo producimos y entregamos, no hay valor agregado y lo que hay lo tienen muy pocos, en estas cuatro o cinco transnacionales que acaparan con fuerza despiadada hasta un 70 por ciento del maíz nacional, dijo Campos.

Las empresas que tienen el monopolio, agregó, están protegidos por el gobierno federal pero no los productores ni los consumidores, que han padecido incrementos constantes en el precio del kilogramo de tortilla, que pasó de seis pesos cuando inició el sexenio de Felipe Calderón y ahora se vende hasta en 14 pesos en algunas regiones del país.

Javier Valdez Cárdenas

http://www.jornada.unam.mx/2012/05/06/estados/031n1est

Maíz transgénico en México, la polémica continúa.

+El grano, alimento básico y parte de la cultura de los mexicanos

+Los científicos han descubierto unas 70 razas del cereal en todo el territorio

México no sólo es el centro de origen del maíz, que junto con el trigo y el arroz alimenta a la humanidad. Para los pobladores es, además, un alimento básico. Más aún, para muchos pueblos indios es un dios o un hijo, o su carne.

Hasta hoy los científicos han detectado alrededor de 70 razas distribuidas en prácticamente todo el territorio nacional, con excepción de algunas extensiones, o demasiado áridas o muy escarpadas, de Chihuahua, Sinaloa, Durango, Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León y la península de Baja California. No porque allí no existan centros de origen, sino porque no se tiene información, indica la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Zapalote, olotillo, tepecintle, bolita, cacahuacintle y tuxpeño son algunas de esas razas. Hay blancas, amarillas, rojas, azules y negras. También color crema o casi anaranjado. Existen granos jaspeados, moteados, pintos.

En la cosmovisión indígena hay un vínculo especial de los seres humanos con el maíz.

Una de las primeras representaciones que recorrieron Mesoamérica fue la del dios olmeca del maíz, cuya cultura estaba fundada en su cultivo y floreció entre mil 500 y 3 mil años antes de Cristo, señala el libro Origen y diversificación del maíz, de la Conabio.

Según los escritos del Popol Vuh, las antiguas historias del Quiché, antes del tiempo, cuando no existía la faz de la tierra, el creador, los sabios y los progenitores se pusieron a pensar y resolvieron que debía aparecer el hombre. Lo hicieron con mazorcas blancas y amarillas.

Johannes Neurath, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explica que para los huicholes “el hecho de que el maíz se deje comer implica que es un ancestro que se sacrifica en beneficio de sus descendientes. Pero el grano no solamente es un ancestro; como planta de maíz es esposa del agricultor, y en forma de elote es su hijo”.

“Vivimos del maíz; somos los guardianes de conservar los cinco colores que nos heredaron nuestros antepasados. No negociamos con el maíz, lo sembramos para la subsistencia de las familias. Es la base de la alimentación fundamental”, dice Santos de la Cruz, uno de los voceros de esas comunidades.

En muchos pueblos indígenas los “espíritus” del maíz son deidades: Dhipak, Chicomexochitl, Teopilziltin y Centiopil, refiere Yolotl González, del INAH, en un artículo de la revista digital Dimensión antropológica.

La siembra del maíz va ligada con la milpa, donde se cultivan calabaza y chile. Data de tiempos prehispánicos y mantiene su vigencia. Dentro de la estrategia tradicional de muchos grupos indígenas la milpa es el principal sostén de la economía campesina y ha enriquecido la diversidad agrícola.

Del maíz se utilizan las hojas, mazorcas y granos de cientos de maneras distintas. Se cultiva en zonas a nivel del mar, áridas, regiones templadas, ambientes cálidos y húmedos, como en terrenos planos y en pronunciadas laderas, en diferentes épocas del año y bajo múltiples sistemas de manejo.

Mapa del maíz

Luego de años de investigación, ya se cuenta con un mapa oficial de ubicación del centro de origen del grano y sus parientes silvestres en México. El mapa forma parte del acuerdo que determina los centros de origen y los centros de diversidad genética del maíz en el territorio nacional enviado a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria por las secretarías de Medio Ambiente (Semarnat) y de Agricultura.

Francisca Acevedo, coordinadora de análisis de riesgo y bioseguridad de la Conabio, organismo científico de la Semarnat, explica que, según la ley, en cualquier sitio donde se detectaron maíces criollos, y sus parientes silvestres, el teocintle y el tripsacum, “no se puede ni soñar en sembrar transgénicos”. La mayor parte del territorio queda cubierta por esa regulación. Solamente en las zonas que quedan fuera del centro de origen, que son básicamente los estados del norte, la autoridad puede analizar las solicitudes para liberar maíz transgénico, “aunque no está obligada a decir que sí”.

La Conabio obtuvo esta información a partir de una convocatoria para sistematizar los datos existentes en cuanto a la detección de razas de maíz. Participaron alrededor de mil proyectos y 180 investigadores, pero de sitios donde se realiza agricultura comercial, como Sinaloa, no hubo ningún investigador, y por eso de allí no se tiene documentada la presencia de razas, indica.

Elena Álvarez Buylla, coordinadora del laboratorio de genética molecular de desarrollo y evolución de plantas del Instituto de Ecología de la UNAM, considera que con un esfuerzo de colecta mayor se puede encontrar más maíz tradicional. “Las empresas (interesadas en el cultivo del grano transgénico) no están contentas con el mapa, pero les sirve para tener certidumbre legal.”

Angélica Enciso L. y Blanche Petrich

http://www.jornada.unam.mx/2012/02/13/politica/003n1pol

La Jornada: Multinacionales ya pueden sembrar maíz transgénico en México.

+Autorizados, campos experimentales en el norte de México

+El último candado se quitó en diciembre; apremio de firmas extranjeras

+Quieren cultivar 2 millones de hectáreas, sobre todo en zonas de riego

+Defensores ambientales insisten en que peligran unas 70 razas nativas

+La Sagarpa retiró último candado a ese cultivo el pasado 31 de diciembre

+Gigantes de la biotecnología tienen al menos 17 proyectos

Este año se cumple un plazo esperado más de una década por las corporaciones trasnacionales de la biotecnología para que se abra la puerta de la comercialización de maíz transgénico en México.

Sin mucho bombo, el 31 de diciembre pasado la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) retiró el último candado que impedía la siembra de ese grano genéticamente modificado y autorizó los campos experimentales.

Primero serán 63 hectáreas en Sinaloa, autorizadas a la empresa Monsanto. Pronto seguirán otras en Chihuahua, Coahuila, Durango y Sonora. Cuando las licencias entren en vigor para las solicitudes en Tamaulipas, en fechas próximas, las extensiones superarán mil hectáreas. Es el paso previo a la siembra extensiva en poco más de 2 millones de hectáreas, principalmente en zonas de riego del norte de México. Es, como dicen promotores y críticos de los transgénicos, el último trámite que había que cubrir, y ya está hecho.

Algunos productores agroindustriales, funcionarios e investigadores presentan esta situación como la oportunidad para resolver el déficit de la producción del grano y solucionar, con los nuevos productos, el devastador efecto de las sequías. De hecho, la noticia con que la Sagarpa pone fin a todas las resistencias que hasta ahora habían protegido al maíz criollo viene acompañada por una “nota” de las empresas que promueven esos cultivos sobre “la urgencia de pasar a la fase comercial”.

Pero otros sectores –científicos, productores y defensores del medio ambiente– aseguran que los nuevos productos ni siquiera son resistentes a las sequías. Temen que al dar este paso se pondrá en riesgo la biodiversidad de este grano: ixim, como le llaman mayas y chontales; tlayóhli o tlaoli, como lo conocen los nahuas en distintas latitudes; bachi, de mayos y yaquis; kuxhe, de totonacos; dethá, de los otomíes; xuba, de los zapotecos; sunuko, de los rarámuris; ’ini, de los triquis; nnan, de los amuzgos; xuba, de los zapotecas, y tsiri, de los purépechas. En general, el maíz que se siembra en cada rincón del territorio mexicano.

Con ello, el país es la segunda nación (también China) que siendo centro de origen de un cultivo libera el transgen para la explotación extensiva. “A México le toca proteger el maíz. Es triste ver que es el único cereal que en su centro de origen no es protegido”, expresa Elena Álvarez Bullya, doctora en genética molecular y coordinadora del laboratorio de genética molecular del desarrollo y evolución de plantas del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

A punto de que las empresas empiecen con sus plantaciones experimentales, lo cual aumenta exponencialmente el riesgo de contaminación por polinización de cultivos nativos, la controversia sobre lo que se arriesga en el campo mexicano continúa abierta y tiene aún muchas preguntas sin respuestas.

Esta polémica empezó a mediados de los año 90, alcanzó las cimas de las principales revistas científicas del mundo, generó movimientos populares en las zonas rurales, motivó que cabilderos de las corporaciones movilizaran millones de dólares en relaciones públicas y propaganda e incluso enfrentó a las autoridades en una discusión que no siempre se ventila públicamente. En esta serie recogemos algunas de esas expresiones.

¿Mitos?

El director de Agrobio, Alejando Monteagudo Cuevas, quien representa en México a Monsanto y a otros cuatro gigantes de la biogenética (Bayer, Dow, Dupont-Pioneer y Syngenta, a las que también se aprobaron siembras experimentales), se congratula de que, tras un proceso “muy largo”, el marco legal para los transgénicos ha despejado “todos los mitos sobre los riesgos de la biotecnología”.

–¿Mitos?

–Todo eso que se decía sobre los efectos en la salud humana, en el ambiente y el debate sobre el riesgo para la diversidad biológica de las diversas razas nativas es una discusión zanjada.

Hoy, esas cinco trasnacionales tienen al menos 17 proyectos pilotos para sembrar maíz transgénico. Esos cultivos, según la Ley de Bioseguridad, son la antesala a la liberación definitiva. Pueden plantar en cualquier zona que no esté clasificada por las autoridades competentes –la Semarnat y la Sagarpa– como centro de origen. Según el mapa oficial, las extensiones susceptibles de albergar maíz genéticamente modificado cubren cerca de 2 millones de hectáreas en zonas de riego, principalmente en Tamaulipas (área lagunera) y Sinaloa.

Antes de despachar tras el escritorio de Agrobio y de hablar en nombre de las trasnacionales, Monteagudo –como tantos otros ejemplos de la “puerta giratoria” por la que salen operadores de la función pública para entrar a la iniciativa privada y viceversa– había trabajado en el área de negociaciones comerciales de la Secretaría de Economía, justamente durante el proceso de debate y aprobación del marco legal que rige la biotecnología.

–¿Aplica todavía el principio precautorio que contempla la Ley de Bioseguridad?

–Pero éste no consiste en suposiciones, creencias, melates. Hay una regla y, de acuerdo con ella, ya estamos en la etapa experimental. Es la fase encaminada a demostrar la equivalencia agronómica del maíz convencional y el genéticamente modificado.

Tecnología obsoleta

En el extremo opuesto se sitúan las opiniones de Elena Álvarez Bullya, bióloga del Instituto de Ecología y presidenta de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad: “Los transgénicos llevan 20 años en la agricultura del mundo. Globalmente, hoy existen más hambrientos que hace dos décadas. Se le quiere presentar como punta, pero ya es una tecnología obsoleta. Incluso Monsanto está enfrentando demandas de otro tipo en Estados Unidos, porque sus semillas transgénicas están resultando más costosas por la aparición de malezas resistentes al glifosfato. Es una técnica con efectos ambientales a largo plazo”.

En su opinión, existen otras alternativas más convenientes para impulsar la producción maicera: “Si se llegara a prescindir de los transgénicos, otras técnicas de nueva generación podrían incrementar la producción de maíz hasta cinco veces. Un programa de desarrollo de las ciencias agrícolas más modernas puede permitir que los productores aprovechen la riqueza genética que ha evolucionado y ha sido eficaz para enfrentar los retos ambientales. Incluso, puede ser crucial para el cambio climático”.

Sostiene que ello se puede lograr con la tecnología tradicional del campesino mexicano, que es muy profunda y milenaria. “La prueba es que el país es autosuficiente en maíz blanco, pese al abandono del campo. Si se integran estos saberes a una política comprometida con el interés público y la sustentabilidad, podemos hacer de México un granero.”

Angélica Enciso y Blanche Petrich

http://www.jornada.unam.mx/2012/02/13/politica/002n1pol

Rarámuris: entre el hambre y el saqueo.

Es dramático.

Un rumor que resultó falso vuelve a poner a la vista de todos una verdad que la mayoría conoce pero había olvidado: los pueblos indígenas de México, los rarámuris de Chihuahua entre ellos, viven una hambre crónica. Muchos no los ven, tal vez porque esperan mirarlos caer frente a sus ojos como moscas fumigadas para poder hacerlo, pero hay demasiadas evidencias de ello, como la imposibilidad de acceder a tres comidas diarias por falta de ingresos económicos, desnutrición crónica por la mala calidad de la comida que ingieren, enfermedades que ya se creían superadas, derivadas de la desnutrición, entre otras. Son datos que se resaltan siempre que algún personaje público quiere medrar con ellos, o para alarmarnos a todos como si fuera un caso excepcional, pero ahí han estado siempre.

En su tiempo, Vicente Fox declaró a Coycoyán de las Flores, en el estado de Oaxaca, el municipio más pobre del país. Se dijeron muchos discursos sobre la situación, pero nada en concreto se hizo por ayudarlos a salir de la pobreza; otro tanto sucedió después con los municipios de Metlatónoc y Cochoapa El Grande, en el estado de Guerrero, también de población mayoritaria mixteca. Ahora se dice que los rarámuris son los que en realidad están sufriendo la hambruna, pero igual pueden ser los nahuas de Veracruz, los tzeltales de Chiapas, los mayos de Sinaloa, o cualquier otro pueblo indígena de México. Todos ellos viven en la misma condición de pobreza, abandono, aislamiento, marginación y rechazo. Sobreviviendo como pueden y resistiendo para no desaparecer.

No es necesario ir muy atrás en el tiempo para comprobarlo. A principios de este año, el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval) presentó su Informe de la evaluación de la política de desarrollo social en México 2011, con un apartado especial sobre la política de desarrollo social y los pueblos indígenas. Corto, pero contundente, el informe asienta que 79 por ciento de los indígenas –esto es, ocho de cada diez– se encuentran en situación de pobreza, lo cual quiere decir que no pueden satisfacer sus necesidades de alimentación, salud y educación, ni dedicando todos sus ingresos a lograrlo. Pero eso no es todo: también se afirma que 40 por ciento de ese porcentaje se encuentran en pobreza extrema, lo que equivale a reconocer que no cuentan con ingresos para satisfacer esas necesidades.

La situación es dramática. De nada ha servido la firma del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre derechos de los pueblos indígenas, realizada hace 20 años; ni la reforma al artículo 2 constitucional de agosto de 2001 –hace más de 10 años–, donde supuestamente se reconoció la autonomía de los pueblos indígenas y su derecho a decidir su propio desarrollo. En la reforma constitucional, incluso, el gobierno mexicano se comprometió a crear instancias de planeación y ejecución de programas de desarrollo; de igual manera se comprometió a que cada nivel de gobierno destinara una partida específica para la ejecución de esos programas. Nada de eso ha sucedido, los programas se siguen aprobando en las oficinas burocráticas de acuerdo con los intereses de quienes las dirigen.

La pobreza de los pueblos indígenas contrasta con la riqueza de los territorios que habitan, explotados por personas con intereses ajenos a los suyos. Es el caso de los rarámuris. Los desplazamientos de sus asentamientos ancestrales, que los colonizadores impulsaron para dominarlos, continuaron con la reforma agraria, bajo el argumento de formar núcleos de población a los cuales titularles la tierra. Poco después llegaron los rancheros para apoderarse de las tierras que quedaban deshabitadas o disputándoles las que se les habían titulado: por eso muchos pueblos como Baqueachi y Choreachi siguen defendiendo sus tierras en los tribunales agrarios. Pero no es el único despojo que sufren: a la irracional explotación forestal, que en nada los ha beneficiado, ahora se une la explotación minera y el proyecto turístico Barranca de Cobre, de los cuales ellos sólo ven la contaminación y la basura que van dejando.

Esta situación no se resuelve poniendo el grito en el cielo por la hambruna que sufren, sino cambiando la relación de colonialismo que el estado y la sociedad en su conjunto mantienen con ellos. Las despensas alimentarias, con foto y todo, pueden salvar su situación inmediata, pero las causas de ella requieren otras medidas. La primera, reconocer que son pueblos, con todo lo que esto implica; la segunda, que tienen derechos colectivos, entre ellos el de diseñar su propio desarrollo. En otras palabras, reconocerles su derecho a la autonomía, como el Estado mexicano se comprometió en los acuerdos de San Andrés hace 15 años. Y que a la fecha no ha cumplido.

Francisco López Bárcenas

http://www.jornada.unam.mx/2012/01/20/opinion/022a1pol


May 2024
S M T W T F S
 1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031  

Join 727 other subscribers

Archivo